Así que, arriba esos ánimos, poneos unos guantes aptos para manipular alimentos y a lavar mollejas, que ahora el agua sale muy fría y al rato las manos se quedan heladas y a cocinar esta receta que está buenona, oiga, para mojar mucho pan. Y hablando de guantes, menos mal que a mí el inicio de la pandemia me pilló con una caja de cien guantes desechables enterita, porque aparte del desabastecimiento que hubo en su momento, se han puesto a un precio que ya, ya, que ahora eso de usar y tirar nada de nada, que los lavo después de cada uso y los utilizo hasta que se me rompen, que casi me dan ganas de presentar la receta al proyecto de Marisa 1+/-100, desperdicio 0, pues los guantes desechables que utilicé para limpiar las mollejas ya tenían varios usos y alguno más que les quedan, jajaja, que con tanto economizar guantes bien puedo comprar un poco de marisquito y es que los utilizo bastante, por ejemplo para pelar pimientos asados, que si no luego se tiñen las uñas de rojo y sólo sale con lejía y ya están bastante destrozadas las manos de tanto gel hidroalcohólico o para rebozados, que me pone mala que se me meta la harina por debajo de las uñas.
Con o sin guantes, os animo a que probéis estas mollejas. Son fáciles de cocinar y al día siguiente están muchísimo más sabrosas que recién guisadas, así que os aconsejo que las hagáis veinticuatro horas antes de consumir.
Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.
750 gr. de mollejas de pollo
150 gr. de cebolla cortada en dados pequeños
1 diente de ajo grande
1 rama grande de perejil fresco (sólo las hojas)
1 hoja de laurel mediana
25 gr. de tocino de jamón ibérico
1 pastilla de caldo de pollo
100 ml. de agua
100 ml. de vino blanco seco
AOVE
sal
ELABORACIÓN:
Lavar las mollejas minuciosamente bajo un chorro fino de agua, retirando los posibles restos de grasa, piel y suciedad. Dejar que escurran en un escurridor.
Freír el tocino en la olla con un fondo de aceite de oliva virgen extra hasta que suelte toda la grasa. Sacar y desechar el tocino.
En ese aceite y a fuego muy fuerte, freír las mollejas y sacar a un plato una vez cambien de color. Añadir la cebolla y pochar tapada a fuego medio hasta que empiece a ablandar.
Devolver las mollejas a la olla, agregar el agua, el vino, la hoja de laurel lavada y la pastilla de caldo desmenuzada. Levantar el hervor, cerrar la olla y cocer 10 minutos.
Apartar la olla rápida del fuego y esperar a que pierda toda la presión antes de abrirla.
Machacar en el mortero con un poco de sal gorda, el ajo pelado y sin germen y las hojas lavadas de la rama de perejil. Agregar el majado a la olla, cocer 10 minutos a fuego medio y sin la tapa de la olla, pero con una tapadera para que no se consuma mucho la salsa. Rectificar de sal, si procede y servir.
Mejoran sensiblemente de un día para otro.
A comer.
En mi casa no hemos comido nunca casquería pero a la familia de mi marido les encanta, les hago este plato y me hacen la ola, jjj. Yo también gasto guantes desechables hasta para limpiar el polvo y los reutilizo como tú, tengo mi par para cada cosa, jj. Bss linda y a cuidarse!
ResponderEliminarPues ya sabes, si quieres quedar como una reina, cocínales un día este plato y así, como quien no quiere la cosa, pruebas una a ver si te gusta. Los guantes desechables los uso casi sólo para cocinar, salvo cuando voy a utilizar amoniaco mucho rato o cuando hay que meterse a saco a limpiar algún sitio y ya antes los reutilizaba pero ahora, hasta los mimo, jajaja.
EliminarUn beso guapa.
Yo si soy de comprar casquería, me encanta la http://consaborahuerto.blogspot.com/2017/02/sopa-de-menudillos.html, te dejo el enlace por si quieres echarle un vistazo, también el arroz queda muy bueno. Estas mollejas con su salsa deben estar divinas, tanto unas como otra, son recetas de siempre que no deben perderse por lo ricas y porque no debe tirarse nada, cuando se acabe esta pandemia, vendrá un tiempo duro, está durando demasiado y lo que queda, así que vamos a optimizar recursos, que íbamos muy sobrados.
ResponderEliminarTe deseo una buena semana. Un beso.
De vez en cuando añado unas mollejas al arroz, porque la verdad me encantan y mi madre preparaba una sopa de menudillos que me volvía loca, si me esfuerzo un poco casi que puedo saborearla y probablemente se parezca a la tuya. Ahora voy a tu cocina a buscarla porque el enlace que me dejas no funciona.
Eliminar¡Qué razón tienes al decir que antes íbamos sobrados! A ver si esta situación nos enseña, entre otras cosas, a ser más humildes y menos remilgados, que falta hace.
Feliz semana también para ti. Un beso.
Isabel, muchos de esos tiquismiquis, con tantos reparos a la hora de comer, se pierde grandes platos. Aunque no tengo costumbre de comprar mollejas, sí que me gustan, antes era normal que al comprar un pollo entero, viniera con todo dentro, ahora por higiene y normativa de sanidad, no está permitido, y si quieres consumir este tipo de productos, ya lo hay envasado, yo lo que suelo comprar es la sangre de pollo, en casa gusta a todos menos a mi marido, por eso yo la cocino cuando él no come en casa, y luego por supuesto las carrilleras, el rabo de toro (ternera o vaca) y los higaditos de pollo, que también me encantan, y hacía años que no los hacía, hasta que los publiqué en el blog, y conté como volví a recuperar un plato delicioso y que no sabes porqué dejas de cocinar de un día para otro.
ResponderEliminarLo que sí dejaría de un día para otro sería tu guiso, tiene toda la pinta de ser de esos de disfrutar mojando pan, ya lo adviertes de antemano, lo que no sé es si resistiría la tentación de mojar un poco en esa salsa, porque tiene muy ben pinta.
Siempre tuve la costumbre de utilizar guantes de goma para limpiar, y nunca me faltan porque son reutilizables, para cocinar no los utilizo a menos que sea para algo muy puntual, no soy tan "melindrosa" jajaja..., pero los desechables no me faltan, y más cuando tienes una persona dependiente a la que bañar a diario. Reutilizarlos es imposible, pero si que los utilizo con mucha cautela porque tampoco es cuestión de ir tirando sin ton ni son.
Besos, que tengas una buena tarde.
Me acuerdo de cuando antes venía el pollo con todo dentro y con las patas, que ahora tampoco se puede vender con ellas. También se vendían por separado los higadillos por un lado y mollejas y corazones por otro y para mí había fiesta en casa cuando mi madre me mandaba a la pollería a por mollejas y corazones para una sopa o un arroz, pues me gustaban muchísimo. Lo que nunca he visto vender por aquí es la sangre de pollo, ni siquiera sabía que se cocinara con ella hasta que me lo empezasteis a decir vosotras en los comentarios. La de cordero o cerdo sí, aunque hace mucho que no la veo en el mercado, pero supongo que por aquí no hay costumbre de consumir la de pollo.
EliminarBueno, te dejo que pruebes la salsa recién hecha, pero sólo para que compruebes que al día siguiente está más rica, jeje.
Ya ves, me pongo guantes para que no se me tiñan las uñas y no para limpiar pescado, cuyo olor no me molesta, pero no soporto el cerco que queda en la piel que las rodeas cuando manipulas según qué alimento. Manías que tiene una, por aquello de tener algo... Ya antes los reutilizaba, pero ahora ni se me ocurre darles un sólo uso. En tu caso es diferente, pero es lógico que los deseches.
Disfruta de la semana. Un beso.
Hola Isabel , yo sí soy de casquería, me parece muy rica auqnue ciertamente no es del agrado de todos. las mollejas las hago con frecuencia con tomate, en salsa... Así nunca he probado , así que me llevo tu receta. me ha encantado. Un beso!!
ResponderEliminarHola Elisa. Me alegra que te haya gustado la receta, además es muy sencilla de hacer y como conviene cocinarla con anticipación, es perfecta para cuando hay que dejar la comida preparada el día antes.
EliminarUn beso.
Hola Isabel. Llevo con retraso los comentarios en los blogs y esta tarde me estoy dando un atracón. La vida no me da para más.
ResponderEliminarA mí me gustan las mollejas y sé que ahora, la gente no suele valorar nada la casquería. Tu receta es una delicia. Juato tengo en el blog una receta de Elisa.
Pongo el pan.
Besos y cuidaos.
No sé porqué ahora a la gente le ha dado por no comer casquería, con lo buena que está. De hecho, algunos productos de casquería se venden cada vez en menos carnicerías, porque casquerías apenas sí quedan, al menos por aquí. Me alegro de que te haya gustado la receta.
EliminarTengo tu mermelada de pera y kiwi enfriándose. Deliciosa.
Cuídate. Un beso.