martes, 1 de marzo de 2022

Pastel de berenjena y champiñones

Febrero se despidió con temperaturas altas para esta zona, abriéndole la puerta a marzo que para no quedar mal también nos regala hoy un día muy cálido y soleado, de esos de primavera adelantada que son una gozada pues nos alegran el ánimo y ayudan a hacer más corto el por aquí largo invierno. La primavera viene, como siempre, empujando, haciendo que florezcan almendros y ciruelos tempranos (yo ya tengo uno con flores), salpicando cunetas con florecillas silvestres, volviendo locos a los pájaros que no dejan de gorjear en todo el día y haciendo que en las noches los cristales de las ventanas se llenen de mosquitos, polillas y demás insectos nocturnos atraídos por la luz que sale por ellas. Y es que las temperaturas acompañan, si le da por llover, ya va a ser una fiesta. Volverán, porque es lo normal, días fríos que nos recuerden que “hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo” y heladas que se llevarán por delante la mayor parte de las flores de los frutales. Pero es el ciclo de la vida y así hay que tomarlo, sonriéndole al sol cuando nos regala su luz y su calor y sacando el abrigo sin lamentaciones cuando el frío vuelva a hacer acto de presencia recordándonos la fecha del calendario. Además, acostumbrados como estamos a los cambios estacionales, sería muy aburrido que siempre hubiera el mismo clima. Recuerdo el año que viví en Tenerife, el invierno suave y el verano cálido, tan distintos a los heladores inviernos y los tórridos veranos que tenemos en Castilla, ¡si las navidades no me parecieron navidades porque no hacía frío! Seguro que de haber vivido más tiempo me habría acostumbrado a esa monotonía climática, creo.

Donde resulta muy fácil salir de la monotonía es en la cocina. Si quisiéramos, podríamos estar muchos años comiendo y cenando sin repetir recetas, con tantas como hay en libros e internet, a las que si añadimos las de familiares, amigos, desconocidos de la cola del mercado y cosecha propia, tal vez necesitáramos más de una vida para probarlas todas. A este último grupo de recetas pertenece la de hoy, larga en su lectura pero fácil en su elaboración, para comer a temperatura ambiente en esta época y fresquita en verano, de las que hay que hacer con antelación para que se asiente y es perfecta para tenerla hecha cuando volvemos de trabajar o de la piscina. Además es de aprovechamiento pues una de las berenjenas ya estaba un poco lacia y los champiñones habían conocido mejores días. Sí, ya sé que van dos recetas seguidas con champiñones, pero no sé si os pasa que hay temporadas en las que cocinas casi todo con los mismos ingredientes y eso me está pasando ahora con champiñones, berenjenas y calabacines. Seguro que después me olvidaré de ellos y pasaré semanas sin cocinarlos, pero de momento son omnipresentes en mi cocina y por ende, en el blog.

He cocido poco el pastel porque buscaba una textura más bien cremosa pero no untable, así que cuando a los 45 minutos lo pinché y la aguja salió húmeda y con un pegotito de masa, lo saqué del horno. Conseguí así la textura que buscaba: suave y sedosa pero con el cuerpo suficiente para que ni el pastel ni las porciones se vinieran abajo.

Un último consejo: picad los champiñones pequeñitos pues los trozos grandes os estropearán el corte.

Siendo como es una receta de aprovechamiento, es también mi aportación mensual al proyecto 1+/-100, desperdicio 0, que mensualmente gestiona Marisa desde su blog Thermofan.

Sin más preámbulos os dejo con la receta, que fotogénica no es y aunque está mal que yo lo diga, está un rato buena...

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

675 gr de berenjena (dos berenjenas medianas, aproximadamente), a temperatura ambiente

100 gr. de cebolla

1 diente de ajo mediano

250 gr. de champiñones blancos de pié cortado

20 gr. de tomate seco en aceite, escurrido

30 ml. de vino blanco dulce

1/4 tsp de tomillo seco

50 ml. de leche desnatada, a temperatura ambiente

20 gr. de leche desnatada en polvo

4 huevos tamaño L, a temperatura ambiente

40 ml. de AOVE

sal

margarina (para el molde)

pan rallado (para el molde)

unas hojas verdes y sésamo negro para decorar (optativo)

* Y además:

un molde de silicona de 20 cm de largo por 11 cm de ancho (medidas de la base) y 5'5 cm de alto o de 1.250 ml. de capacidad, mínimo

una bandeja de paredes altas apta para horno más grande que el molde de silicona, para el baño María

ELABORACIÓN:

Untar con margarina todo el interior del molde de silicona. Espolvorear con pan rallado, retirar el sobrante y dejar a un lado.

Lavar las berenjenas y cortarlas a lo largo. Realizar unos cortes en la carne de cada mitad siguiendo un patrón romboidal. Cuantos más cortes se practiquen, antes se asarán.

Colocar contrapeadas dos porciones de berenjena en un plato llano, tapar con una tapadera apta para microondas y asar en éste 5 minutos a 800 watios de potencia. Dejar reposar otros 5 minutos dentro del microondas, sacar y comprobar el punto de cocción: si la carne no se despegara de la piel, asar nuevamente a intervalos de un minuto, con reposos también de un minuto, hasta que estén hechas. Proceder del mismo modo con las otras dos mitades.

Cuando la temperatura de las berenjenas permita su manipulación, retirar toda la carne con la ayuda de una cucharilla. Desechar las pieles y reservar la pulpa.

Eliminar las raíces y la primera capa de la cebolla y picar en brunoise. Pelar el diente de ajo, eliminar el germen si lo tuviere y laminar.

Pochar la cebolla y el ajo en 20 ml. de aceite de oliva virgen extra hasta que la primera esté blanda. Agregar la pulpa asada de las berenjenas y un poco de sal y cocinar a fuego fuerte cinco minutos, removiendo constantemente para evitar que la berenjena se pegue a la sartén. Triturar con la batidora de brazo hasta conseguir un puré fino. Dejar enfriar.

Precalentar el horno a 150º C, con calor arriba y abajo. Poner agua a hervir en un cazo para preparar un baño María.

Picar muy menuditos los tomates secos escurridos de su aceite y reservar.

Limpiar los champiñones con papel de cocina para eliminar los restos de tierra. Si estuvieran muy sucios, lavarlos bajo el grifo con un hilo de agua y uno a uno, frotándolos con un cepillito para eliminar la tierra y secándolos inmediatamente con papel de cocina. Una vez limpios, picarlos pequeños.

Disponer en una sartén los otros 20 ml. de aceite de oliva virgen extra y calentar a fuego fuerte. Añadir los champiñones picados y saltearlos durante un minuto. Bajar el fuego, agregar el vino dulce, los tomates picados, el tomillo y sal. Tapar y cocinar 5 minutos a fuego medio. Apartar y dejar templar.

Disponer en el vaso de la batidora de brazo la leche líquida y la leche en polvo. Cascar los huevos y añadirlos. Triturar con la batidora. Incorporar el puré de berenjena y cebolla y volver a triturar. Añadir los champiñones, mezclar con una cuchara y rectificar de sal. Verter la mezcla, que tendrá un volumen aproximado de un litro, en el molde preparado. Colocar éste en la bandeja de paredes altas.

Apagar la resistencia superior del horno y dejar sólo la de abajo.

Colocar la rejilla del horno a media altura y en ella la bandeja con el molde. Añadir cuidadosamente a ésta el agua del cazo, que tendrá que estar hirviendo, de tal manera que cubra unos 2 centímetros del molde de silicona.

Cerrar la puerta del horno y hornear 60 minutos. Pinchar el centro del pastel con una aguja o brocheta para comprobar si está cocido. Para un interior cremoso pero firme, comprobar el punto de cocción a los 45 minutos, la aguja saldrá húmeda y con una miguita de masa. Es el tiempo que yo lo tuve.

Sacar el molde del baño María y colocar sobre una rejilla para que se enfríe. Una vez a temperatura ambiente, filmar a piel y llevar al frigorífico hasta el día siguiente.

Sacar de la nevera al menos una hora antes de consumir para que se atempere. Desmoldar a una fuente, decorar con hojas verdes y semillas de sésamo negro y servir, si se desea, con mayonesa aderezada con mucho perejil picado y un poco de ajo prensado o también con salsa templada de mayonesa y tahini (en proporción 2:1).

A comer.

16 comentarios:

  1. Isabel pues a mí me gustan tanto los champiñones, y todas las setas en general, que todas las semanas compro un buen surtido, pero en su mayoría van al plato, sencillamente salteados con una cayena, a veces un ajo, un poquitín de vino, y perejil, con poco más estoy cenada, un pescado o filete a la plancha, y me acuesto más a gusto que nadie, Jajajaja…
    Los pasteles de verduras y setas, en general me encantan, pero solo los preparo cuando somos muchos a comer, ya sabes, navidad, vacaciones, etc. Aunque hay uno de verduras, espectacular que hace mi marido, y no lo tengo publicado, a ve4 si un día de estos le pillo con ganas y lo comparto. El tuyo me parece ideal para cuando recojamos las berenjenas del huerto, siempre hay tantas que a veces no sabes qué hacer con ellas. Y si lleva Portobello, para mí es regalo del cielo, porque son mi debilidad.
    Te quedó fenomenal, a mí me gusta tal cual.
    Besos

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    1. Hola Concha. La verdad que las setas no necesitan mucho aderezo. Sin ir más lejos, los champiñones de este pastel están buenísimos por sí solos con el salteado que le hago de tomillo y vino dulce, que en realidad no tienen nada, como los del ajillo-limón que ya tengo publicados, pero no por eso no quedan terriblemente buenos. Lo que pasa que para no aburrir los cocinamos de otras formas, más o menos complicadas, pero bueno, qué te voy a contar a ti...
      Mi madre también hace estos pasteles para cuando nos juntamos bastantes. Yo no, los hago cuando cuadra aprovechando que a mi pareja le gustan mucho, pero eso sí, de tres o cuatro hortalizas concretas. En fin, como a los niños pequeños, escondiéndole las verduras para que se las coma, jajaja...
      Ese pastel de tu marido me ha despertado la curiosidad. Espero que no tardes mucho en compartirlo.
      Un beso.

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  2. Hola, me ha encantado este pastel desde que vi la foto principal, es que vaya pinta buenísima que tiene, elegante y seguro que para tomar más de un trozo. Me gustan las berenjenas mucho, las setas más... No se hable más, el pastel es mío. Mil besos

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    1. Pues la verdad que tiene un poco de peligro porque es tan suave que se come en un sin sentir. Perfecto para que los más reacios a las verduras las coman sin rechistar.
      Un beso.

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  3. Yo veo genial este pastel, lo que más me gusta es que esté formado por verduritas, últimamente muero por el reino vegetal sobre todas las cosas, que vaya acompañado por huevos y leche no me importa, pero cada vez me mola menos la carne, algo más el pescado, pero si no lleva ninguno de los dos, mejor. Lo que ocurre es que tengo que hacer de todo porque en casa estamos divididos, carnívoramente hablando, y porque sé que la proteína animal también se necesita. Hoy me pondría las botas untando tu pastel en tostaditas, me encanta el dipeo, a pesar de que reconozco su peligro en mis manos, es un empezar y no acabar. Encuentro muy apetecible tu receta, yo también hago recetas seguidas de un ingrediente si tengo que darles salida, no son iguales y estando ricas.. Pues ya está.
    Un beso.

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    1. Si por mi fuera, en casa comeríamos muchas más verduras, pero mi problema es que también estamos divididos, pero en este caso hay dos bandos, el del amor por las hortalizas y el del odio. Uf, no encuentro el punto medio de ninguna manera. En cuanto a la carne, nos gusta por igual pero es cierto que cada vez nos decantamos más por el pescado, el problema es que como más nos gusta es con muy poca elaboración y hecho y comido y tiendo que hacer la comida de un día para otro, está complicado el tema. Por eso estos pasteles me vienen tan bien, porque se pueden hacer con antelación y es de las pocas recetas "verdes" que mi pareja come con gusto.
      Un beso.

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  4. Buenas noches, Isabel. Tu pastel es de los míos, sanos y con berenjena. Una de las verduras que más me gustan. Yo también he repetido ingrediente dos veces seguidas, pero qué más da si no se parecen en nada y están ricas.
    Publiqué hace un tiempo unos flanes de berenjena, pero creo que los horneé en el micro y recuerdo buscar esa textura que comentas, por lo tanto, puedo imaginar lo bueno que está tu pastel.
    Ideal para el verano con berenjenas en temporada. Me encanta.
    Mil gracias por tu receta.
    Un beso.

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    1. Hola Marisa. Intento no repetir ingredientes dos veces seguidas, aunque las recetas no se parezcan pero a veces miras los archivos que tienes preparados para publicar y resulta inevitable repetir.
      Tengo predilección por los pasteles cremosos y en éste conseguí la textura perfecta que buscaba. Además creo que así resulta más suave en sabor. Con berenjenas tiernas de verano tiene que estar mucho más rico, desde luego.
      Un beso.

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  5. Me gusto mucho tu pastel y ademas me parece muy original, en la casa nos gusta mucho la berenjena y es bueno tener otra opcion para prepararla de otra forma.
    Besos

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    1. Hola Diana. Resultó un pastel muy suave y rico que desde luego pienso repetir porque nos ha gustado mucho. Y como bien dices, es otra forma distinta de comer berenjena.
      Un beso.

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  6. Un pastel así siempre está rico, con todas esas verduritas y champiñones, a mi me gusta seguro. A veces lo menos fotogénico es lo más rico. Besitos y feliz finde!

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    1. Es verdad Marian. Además a casi todos los reacios a las verduras les gustan en formato pastel, así que resultan perfectos para conseguir que las coman. No porque un plato sea "feo" resulta menos rico pero sí es cierto que a priori puede invitar menos a probarlo porque al fin y al cabo, la comida entra por los ojos, ¿verdad?.
      Un beso guapa.

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  7. La textura ha quedado espectacular si me remito al corte en las fotos, como me gusta, bien asentada pero sin ser un masacote.
    Ya me he copiado la receta, me encantan los pasteles de berenjena y de momento por aquí locales no hay berenjenas pero dentro de nada no sabremos que hacer con ellas :o)
    Porque aquí de calor nada de nada, cielo gris y lluvia para aburrirse. Suerte que hay recetas para hacernos soñar.
    Besos y feliz fin de semana,
    Palmira

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    1. Mazacote desde luego que no quedó, al contrario, estaba suavecito y cremoso, blando pero con cuerpo suficiente para que no se desparramara por el plato. Se comía muy bien y lo repetiré en temporada de berenjena, que estará muchísimo más rico porque las de ahora, que imagino vienen de Almería, son de invernadero y aunque ricas, no se pueden comparar con las de verano.
      Ayer ya se estropeó un poco el tiempo pero las temperaturas aún no han bajado a valores normales para la época. Y hoy, al fin, llueve ¡albricias! Ya había ganas y te lo dice una a la que la lluvia no le gusta nada, jjj...
      Feliz fin de semana. Un beso.

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  8. Isabel, qué buena pinta con lo que me gustan las berenjenas... lo guardaré pues seguro que nos gustará mucho. Encima de aprovechamiento.
    Besos

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    1. Hola Patty. Si os gustan mucho las berenjenas, no os decepcionará, pues queda muy suave y rico. El punto de cocción ya es a gusto de cada cual, yo lo dejé poco cocido para que quedara cremoso, pero dejarlo con una consistencia más "normal" no afectará al sabor.
      Un beso.

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