Cuando empecé a cocinar,
seguía todas las recetas al pie de la letra. Cuando no tienes
experiencia, no sueles introducir cambios porque no sabes cómo van a
salir las cosas. Luego, con los años, te sueltas y empiezas a quitar
o a poner algún ingrediente o a cambiar la técnica de cocinado, a
veces haces tantos cambios que el autor de la receta sería incapaz
de reconocerla. En la mayoría de las ocasiones el resultado es
bueno, aunque también hay algún estrepitoso fracaso. Con la
práctica, cuando vas leyendo la receta, en tu paladar ya te vas
haciendo una idea del sabor que va a tener el plato.
Pero, en alguna ocasión,
no te haces idea del resultado de una preparación. Esto es lo que
me pasó cuando leí esta receta de Miriam, de El Invitado de Invierno
me pareció que tenía que estar buena, pero no lograba imaginar su
sabor. Así que la hice al pie de la letra, con la salvedad de que
utilicé la olla rápida para guisarlo y le añadí unas patatitas y
¡oh, cielos!, fue amor al primer mordisco. Decir que está rico es
quedarse corta. Es un plato que pese a su sencillez y parquedad de
ingredientes, está extremadamente rico. Y esa salsa... para mojar
una hogaza de pan y quedarse con ganas de más. El frite extremeño
vino a mi cocina para quedarse. Ya lo he cocinado más de una vez y
lo repetiré. Receta altamente recomendable, patatas incluidas. Y
como casi todos los guisos, mejora de un día para otro,
concentrándose el sabor, así que cuidado con la sal.
Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.
INGREDIENTES:
1 kgr. de lechazo cortado
en trozos (falda, pierna, pescuezo...)
150 gr. de cebolla
35 gr. de dientes de ajo
1 tbs.
de pimentón de La Vera (DOP) agridulce
250 ml. de vino blanco
seco
2 hojas de laurel
8 patatas pequeñitas
aceite y sal
ELABORACIÓN:
Picar la cebolla menuda y
reservar.
Lavar los dientes de ajo
con su piel y reservar.
Lavar el lechazo, secar
con papel de cocina y salar. Reservar.
Lavar las patatas,
pelarlas, volverlas a lavar para eliminar cualquier residuo de
tierra y reservar.
Poner a calentar un fondo
de aceite en una sartén honda y amplia. Cuando coja temperatura,
dorar el lechazo por tandas. Ir sacando los trozos de carne de la
sartén y ponerlos dentro de la olla rápida. Reservar.
Pochar en el aceite
sobrante y a fuego lento la cebolla reservada con un poquito de sal,
hasta que transparente. Si fuera necesario, añadir más aceite.
Cuando esté a medio hacer, añadir los dientes de ajo enteros y sin
pelar y seguir rehogando el conjunto. Según se vayan haciendo los
ajos se desprenderá la piel; retirarla cuando ocurra.
Una vez hecha la cebolla,
incorporar a la sartén el pimentón y sofreír un minuto cuidando
que no se queme porque amargará. Añadir el vino blanco y las hojas
de laurel previamente lavadas. Desglasar el fondo de la sartén con
una cuchara de madera y agregar su contenido a la olla donde está el
lechazo. Remover delicadamente el conjunto y colocar encima las
patatas enteras.
Poner la olla al fuego,
taparla y cocer 15 minutos desde que suban los anillos de la válvula.
Dejar que pierda toda la presión antes de abrir.
Rectificar de sal si
fuera necesario y servir.
Mejora de un día para
otro.
A comer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario