Hace frío. Otra vez. Y
mucho. Según el móvil (el nuevo dios meteorológico), aquí debería
estar nevando y nevar no nieva, pero por el frío que hace, bien
podría. Y un aire que casi es un vendaval, tanto que esta mañana y
por dos veces, el coche se me desvió a la cuneta. Y alguien dirá
“pues haberte quedado en casita, que es lo que tienes que hacer”,
pero es que en la oficia, aunque estamos bajo mínimos, tenemos que
seguir trabajando y hoy me tocaba ir a mi, después de diez días de
no salir de casa ni a por el pan, que me lo deja el panadero colgado
en la puerta que para eso ya le dejo la bolsa (¿habéis visto las de Elisa?), así una menos con la que tiene contacto, pues reparte el pan por
los pueblos y trata con mucha gente. Otro gremio al que tenemos que
estar agradecidos por seguir ahí.
Así que con este tiempo
tan asqueroso, guisos “potentes” como éste vienen muy bien. Digo
“potente” porque tiene un sabor fuerte, que no picante, muy
especiado y profundo, perfecto para calentar el estómago y aumentar
las caderas (eso va por el pan para mojar la salsa). A nosotros nos
ha gustado mucho, pero reconozco que a mí me vuelven loca las
comidas muy especiadas, siempre que no sean picantes o piquen poco,
como es el caso.
El plato debería ser
rojo, muy rojo y picante, muy picante, pues el ingrediente principal
son chiles rojos de Cachemira, pero aparte de que desconocía su
existencia hasta que los leí en la receta de Cubes and Juliennes, por supuesto que aquí no se venden. Como al final hice un poquito
lo que me dio la gana con la mezcla de especias, le he cambiado el
nombre al plato, porque pretender mantenerlo es un atentado a la
receta tradicional de Goa, un estado de La India que fue una antigua
colonia portuguesa. Ahora bien, si encontráis los susodichos chiles,
no dudéis en emplearlos. Os harán falta unos 14-15 para un kilo de
carne (no, no me he confundido).
Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.
INGREDIENTES:
700 gr. de lechazo
(falda, pierna, pescuezo...)
150 gr. de cebolla (peso
en limpio)
1 tsp.
de azúcar blanquilla
200 ml. de agua
1 rama de perejil fresco
aceite y sal
* Para la mezcla de
especias:
1 pimienta de cayena seca
(o más, al gusto)
½ tsp. de semillas de
comino
18 gr. de ajo fresco
(peso en limpio)
1 tsp. de semillas de
cilantro
6 clavos de olor
1 trozo de canela en rama
de 2'5 cm. de longitud
10 granos de pimienta
negra
1/2 tsp. de semillas de
amapola
3 semillas de cardamomo
verde
12 gr. de jengibre fresco
(peso en limpio)
1/2 tsp. de cúrcuma en
polvo
1 tsp. de pimentón
agridulce de La Vera (IGP)
1 tbs. de zumo de limón
1 tbs. de vinagre de
manzana
2 tbs. de agua
ELABORACIÓN:
NOTA: Los tiempos de
cocción que se indican lo son para una placa vitrocerámica de
inducción. En el caso de utilizar otra fuente de calor (eléctrico,
gas, halógeno), los tiempos variarán, debiendo ser adaptados. Lo
mismo ocurre en caso de utilizar otra olla a presión o una cazuela
convencional.
Limpiar el lechazo de
grasas y telillas. Cortar en trozos regulares, sazonar con sal,
añadir el azúcar y reservar.
Para mezcla de especias:
Introducir en un
procesador de alimentos, la pimienta de cayena cortada en dos o tres
trozos, las semillas de comino, los ajos pelados y sin germen, las
semillas de cilantro, los clavos de olor enteros, el trozo de canela
en rama partido en dos, los granos de pimienta negra, las semillas de
amapola, las semillas de cardamomo verde sin las vainas, el jengibre
pelado y cortado en dos trozos, la cúrcuma en polvo, el pimentón,
el zumo de limón, el vinagre y el agua y picar hasta obtener una
pasta suave y densa. No pasa nada si alguna de las especias queda más
entera.
Agregar la pasta al
lechazo reservado, remover para que se impregne toda la carne por
igual, tapar y llevar al frigorífico al menos dos horas o mejor, de
un día para otro.
Sacar el lechazo del
frigorífico una hora antes para que se atempere.
Pelar la cebolla, picarla
menuda y rehogar a fuego medio en la olla rápida con un fondo de
aceite y hasta que se ponga transparente. Subir el fuego, añadir un
poco más de aceite si fuera necesario e incorporar el cordero junto
con los restos de marinada. Freír a fuego fuerte y removiendo
constantemente durante unos cinco minutos. Agregar el agua, llevar a
ebullición y colocar la tapadera de la olla. Cerrarla y cocer 15
minutos contados desde que suba la válvula por completo.
Retirar del fuego y
esperar que la olla pierda toda la presión antes de abrirla. Ha de
quedar una salsa espesa, así que, si estuviera aún un poco líquida,
cocer a fuego fuerte hasta que espese. Rectificar de sal y servir
espolvoreado con perejil lavado y picado.
A comer.
Por estos lares también hace frío, lo cual se agradece porque el confinamiento se hace más a gusto, la verdad. Con este lechazo más aún, con lo que me gusta a mí una buena mezcla de especias. Dan ganas de mojar pan en el monitor, jjj Bss linda ¡y cuidadín con el coche!
ResponderEliminarDa un poco de rabia que haga mal tiempo pero sí es cierto que hace más llevadera la situación, porque apetece menos estar en la calle.
EliminarVeo que en el tema de las especias eres de las mías. Yo pierdo la cabeza en esos puestos de ferias y mercados tipo medieval llenos de hierbas y especias, donde a veces compro cosas que luego no sé en qué utilizar, como el lemon gras que compré en una ocasión y tengo muerto de risa en un armario.
Gracias por tu consejo. Cuídate. Un beso.
Me temo que mi cuerpo no resistiría algo tan picante y las especias no son muy bien venidas en casa, aunque sí el cordero. La idea de la receta me parece buena, pero no tan fuerte.
ResponderEliminarAquí hoy está lloviendo, bienvenida sea el agua, que tanta falta hace, a ver si de alguna forma este bicho maligno se fuera para no volver. Cuidaros mucho, que en algún momento vendrán tiempos mejores.
Un beso.
Yo le reduje tanto el picante, que sólo estaba ligeramente picante pero sí estaba fuerte de sabor. Eso se podría solucionar no reduciendo la salsa y dejándola clarita. Lástima que en tu casa no sean muy amantes de las especias, porque se pierden todo un mundo de sabores.
EliminarAquí ha llovido hace un rato, lo que ha suavizado la fría temperatura, aparte del beneficio que siempre es para la tierra y las plantas, sobre todo en climas secos como los nuestros.
Claro que vendrán tiempos mejores y los apreciaremos más y mejor.
Cuidaos mucho. Un beso.