Dice Yotam Ottolengui en
su libro "Jerusalen", que es de donde he adaptado esta receta
judía, que en los platos elaborados con salsa chraimeh, lo
menos importante es el sabor del pescado, siendo realmente la salsa
la protagonista del plato y después de probarlo he de decir que
tiene razón. Por favor, por favor, por favor, decir que la salsa
esta riquísima es quedarse corta. Menudo descubrimiento. No es una
salsa cualquiera, es LA SALSA. Bueno, tal vez exagero un poquito,
pero la probáis y luego me decís. ¿Cómo os la describiría yo? Es
picante, profunda y llena de matices y lógicamente mejora con el
reposo, así que la próxima vez que la haga, porque os aseguro que
ésta no va a ser la última, la cocinaré el día antes para que los
sabores tengan más tiempo para desarrollarse.
He seguido la receta
original en cuanto a las proporciones de los ingredientes de la
salsa, ya que en el libro la receta es para cuatro comensales, por lo
que preparé la mitad. Las variaciones que le hice fueron que utiliza
un chile verde picante, que yo no tenía y que además ni lo he visto
vender por aquí, así que lo sustituí por dos pimientas de cayena
verdes frescas (en realidad congeladas de las que sembré en verano);
también le añade 1/3 tsp. de cayena molida, que no le puse porque
sabía que el conjunto iba a resultar excesivamente picante para
nuestros paladares; de la misma manera y siempre hablando del doble
de salsa de la que yo hice, utiliza 1 tbs. de semillas de alcaravea y
1´5 tsp. de comino molido, cantidades de las que no mantuve la
proporcionalidad para que no dominaran en el resultado final de la
salsa. En cualquier caso, la receta de la salsa chraimeh no es una
receta fija, admitiendo las variantes que el cocinero estime
oportunas o eso es lo que dice el libro.
Esta salsa se prepara
tradicionalmente con pescado blanco, donde queda patente que su sabor
es indiferente, pues el de la salsa domina sobre todo el plato ya que
originalmente es muchísimo más picante, tanto que se acompaña con
arroz o cuscús, un buen pan para mojar (ésto muy recomendable) y
“una jarra de agua fría para calmar el picor”. Ottolengui
utiliza salmón porque supongo que es su reinterpretación del plato
y la verdad que combina muy bien con la salsa, que también me parece
que tiene que ir muy bien con atún preparado de la misma forma e
incluso, haciéndola más espesa, con unos pinchos de cerdo o pollo a
la brasa, bien previamente marinados con ella o bien como
acompañamiento para untarlos. Ya os lo contaré pues la variante
carnívora caerá seguro.
Venga, a lavarse las manos y a cocinar.
INGREDIENTES:
2 supremas de salmón
3 tbs. de aceite de
girasol
3 dientes de ajo medianos
1 tsp. de pimentón dulce
1 tsp. de semillas de
alcaravea
1/2 tsp. de semillas de comino
una punta de cuchillo
romo de canela en polvo
2 pimientas de cayena
verdes frescas
75 ml. de agua caliente
2 tbs. de salsa de tomate
espesa
1/2 tsp. de azúcar
2 tbs. de zumo de limón
sal y pimienta negra en
polvo
ELABORACIÓN:
En una sartén sin
aceite, tostar a fuego medio las semillas de alcaravea hasta que
empiecen a desprender su aroma. Apartar del fuego y dejar enfriar.
Pelar los ajos, eliminar
el germen e introducir en un mortero. Añadir las semillas de comino,
las de alcaravea frías y las cayenas verdes picadas gruesas.
Machacar hasta formar una pasta. Añadir 2 tbs. de aceite y
homogeneizar.
Poner a calentar 1 tbs. de
aceite en una sartén pequeña. Cuando esté bien caliente, añadir
la pasta del mortero, remover y sofreír a fuego alto durante medio
minuto. Apartar del fuego y añadir un poco del agua caliente para
bajar la temperatura del aceite y evitar que salte. Agregar el resto
del agua, la salsa de tomate, el pimentón dulce, el azúcar, la
canela, el zumo de limón,
1/4 tbs. de sal y una pizca de pimienta
negra, remover y volver a llevar al fuego. Calentar el conjunto a
temperatura suave y apartar cuando alcance el hervor.
Mientras, lavar el salmón
y secar con papel de cocina. Salar al gusto y asar en una plancha
eléctrica o carmela y sin nada de aceite, durante medio minuto por
cada una de las caras más anchas.
Sacar el pescado a una
cazuela baja, colocándolo con la piel hacia arriba. Verter por
encima la salsa chraimeh, tapar y llevar a ebullición a fuego medio.
Cocer un minuto, dar la vuelta a las supremas y cocer otros dos
minutos con la cazuela tapada. Apartar del fuego, dejar reposar cinco
minutos y servir.
A comer.
La salsa para mi no tiene ningún problema, ya que me gustan las especias, no muy picantes es cierto, pero con un puntito no me importa, distintos son los comensales de casa. Las semillas de alcaravea no las probado y a lo mejor va siendo hora, pues la combinación de sabores, diferente a mi cocina habitual, se merece una oportunidad. En cuanto al salmón es el pescado por excelencia al que le van bien todas las salsas, yo lo he preparado con unas cuantas.
ResponderEliminarTe deseo un buen domingo, dentro de lo que permiten las circunstancias y mi mejor deseo que te encuentres bien junto a los tuyos.
Bss
Es una salsa que desde luego merece la pena darle una oportunidad. Al salmón le iba muy bien y tiene que quedar estupenda con carne a la brasa. Es una salsa diferente, potente en cuando a intensidad de sabor y bastante picante, pero comestible y te lo dice alguien a quien le gusta el picante pero su paladar sólo lo aguanta moderadamente.
EliminarBuen domingo y buena semana para ti y tu familia, con el deseo que de que todos estéis bien, como así estamos nosotros. Gracias por tus palabras.
Besos.
Me ha resultado interesante la salsa, nunca la he probado, y la alcaravea tampoco. Tendría que investigar más sobre este tipo de salsas, que seguro me sorprenden por su originalidad y sabor. Gracias Isabel. Un beso.
ResponderEliminarAnímate y pruébala, no te decepcionará. Es muy diferente a cualquier otra que yo haya probado y es cierto que el primer bocado sorprende y extrañada, pero con el segundo el flechazo ya es total. Me sobró un poquito de salsa que no me servía para nada y me dio mucha pena tirarla, pero es que ya casi había comido más pan que pescado y luego la báscula me riñe...
EliminarQue tengas una buena semana. Un beso.
Hola, un plato muy festico pues la pinta es espectacualr y es de esos que apetece apreciarlo sin prisas. Mil besos y mucho ánimo
ResponderEliminarEs, sobre todo, diferente y desde luego merece la pena probarla y hacer mucha cantidad para poder mojar mucho pan. Y un plato muy apropiado para sorprender a los comensales.
EliminarBesos y feliz semana.