lunes, 15 de junio de 2020

Bizcocho de plátano, ciruelas pasas y canela


Receta adaptada del libro "Pasteles, pastas, galletas, merengues, tartas, panes dulces y salados" de Caroline Bretherton, un libro tan extenso como su título en castellano, porque en inglés es bastante más corto Baking, step by step, pero se conoce que a los responsables de la edición en castellano les sonaba a poco y decidieron que un título mucho más largo y difícil de recordar era mejor. Pues a mí que me lo expliquen que la verdad, no lo veo. Eso me recuerda a esas películas en las que el título en español no tiene absolutamente nada que ver con el título original. Otro cambio que tampoco entiendo.

He hecho un poquito lo que he querido con la receta. Para empezar le he cambiado el nombre (total, si los editores pueden hacer lo que les de la gana con el título, yo también lo puedo hacer con el nombre de la receta). Originalmente viene como pan de plátano, pero pan, lo que se dice pan, no es y creo que además esa denominación lleva a confusión, así que, bizcocho. Tampoco he machacado el plátano con un tenedor, porque no quería que quedaran trocitos de plátano en la masa para evitar que la zona donde estuvieran quedara más húmeda que la de alrededor, que es una textura que no me acaba de convencer. También he cambiado el tipo de harina y hay algún cambio más pero no es muy significativo.

Con cambios y todo ha quedado un bizcocho compacto, ideal para mojar en la leche del desayuno o de la merienda, con un sabor muy sutil a plátano y canela y verdaderamente rico. Quería que las ciruelas pasas quedaran en la superficie del bizcocho, pero si las queréis integradas en la masa, sería recomendable doblar la cantidad de ciruelas, pues son pocas si se van a mezclar.

Respecto a la forma de preparar el molde, hace ya tiempo que no encamiso los moldes cuadrados o rectangulares. Humedezco el interior del molde con agua, utilizando para ello el pulverizador que utilizo para la plancha, coloco el papel y lo humedezco también con el pulverizador para que se ablande un poco y se adapte mejor; según la marca de papel sulfurizado que se utilice, habrá que humedecerlo más o menos. Prefiero hacerlo así que humedeciendo el papel y estrujándolo antes de ponerlo en el molde, creo que el resultado es mejor y se evita el riesgo de romperlo en el proceso. Además, de esta forma, se evita igualmente incorporar más grasa y harina a la masa. Pero si preferís encamisarlo de forma tradicional, no voy a ser yo quien os diga que no lo hagáis. Lo que sí os digo es que hagáis el bizcocho, porque ha quedado muy bueno.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.



INGREDIENTES:


* Todos los ingredientes a temperatura ambiente


375 gr. de harina de trigo de todo uso

300 gr. de pulpa de plátano muy madura

150 gr. de azúcar blanquilla

100 gr. de azúcar morena

3 huevos tamaño L

125 ml. de aceite de girasol

1 tsp. de canela en polvo

tsp. de impulsor químico (polvos de hornear) tipo Royal

1/2 tsp. de sal fina

la ralladura de la piel de medio limón pequeño

15 ml. de zumo de limón sin filtrar

50 gr. de ciruelas pasas sin hueso


* Y además:


un molde de plum cake de 27 cm. de largo por 11 cm. de ancho (medidas de la base) y 8 cm. de alto

papel sulfurizado



ELABORACIÓN:


NOTA: Los tiempos, temperaturas, fuentes de calor y posición de la bandeja en el horno que se indican, son los que funcionan en mi horno. Como no hay dos hornos iguales (ni siquiera siendo de la misma marca y modelo), cada cual deberá adaptar la forma de cocción a su horno, aunque probablemente las correcciones habrán de ser mínimas.

Humedecer el molde con agua y forrar el interior con papel sulfurizado. Humedecer también éste para que resulte más fácil acomodarlo al molde. Reservar.

Precalentar el horno a 180º C, con calor arriba y abajo.

Picar las ciruelas pasas en trozos no muy pequeños. Reservar.

Tamizar en un cuenco la harina, el impulsor, la sal y la canela. Reservar.

Pelar los plátanos y eliminar las hebras. Disponerlos en una jarra o cuenco amplio, añadir el aceite y el zumo de limón, cascar los huevos e incorporarlos y batir el conjunto con la batidora de brazo hasta triturar por completo los plátanos. Añadir el azúcar blanquilla y el moreno y volver a batir hasta conseguir una mezcla homogénea. Incorporar la ralladura de limón e integrar con una cuchara.

Incorporar la mitad de la mezcla de huevos y plátanos al cuenco de la harina. Mezclar poco a poco con una cuchara y añadir la otra mitad. Mezclar lo justo hasta que la harina se vea integrada. No remover demasiado para no endurecer la mezcla.

Verter el contenido del cuenco en el molde, dar unos golpecitos contra la encimera para que suban las posibles burbujas y para nivelar la mezcla y distribuir por encima las ciruelas pasas picadas.

Introducir el molde en el horno, colocando la rejilla en la tercera posición empezando por abajo, apagar la resistencia superior del horno dejando el calor sólo por abajo y hornear 50 minutos. Antes de sacar el bizcocho del horno, pinchar con una brocheta en la parte central, debe salir seca. Si no fuera así, hornear otros cinco minutos.

Sacar el bizcocho del horno y colocar el molde sobre una rejilla. Desmoldar a los diez minutos con la ayuda del papel sulfurizado y sin quitarlo, dejar que el bizcocho se enfríe por completo encima de una rejilla.

Eliminar el papel una vez esté el bizcocho completamente frío.

A comer.







10 comentarios:

  1. Te ha quedado un corte divino y seguro que jugosito con el plátano. No soy muy de bizcochos pero reconozco que los que llevan canela me atraen, será por el aroma que me encanta. No conocía el truco del papel, me lo apunto para mi próximo pastel. Besos guapísima!

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    1. Hola Marian. En mi casa el dulce que más se consume es un bizcocho, ya sea en formato grande como éste o individual, como unas magdalenas, variando así los desayunos para que no sean siempre pan o galletas. Y porque a media tarde un trocito sabe tan bueno...
      Lo del papel hace ya tiempo que lo hago, porque la verdad, veía absurdo desperdiciar mantequilla sólo para que sirviera de pegamento al papel y volver a embadurnar éste cuando se supone que es antiadherente tampoco me parecía muy lógico. Humedecerlo bajo el grifo, estrujarlo y luego estirarlo antes de adaptarlo al molde tampoco me parecía muy práctico porque hay que tener mucho cuidado después al manipular el papel, además que me parece que así puede quedar con demasiada humedad. De todas formas, a cada una nos va mejor un truco que otro y a lo mejor tú pruebas éste y no te termina de convencer o te enamora para siempre.
      Un beso.

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  2. Las traducciones de algunas recetas se las traen y si solo fuera el título no importaria, pero en cuestión de ingredientes a veces no dan ni una, yo he tenido que rehacer cantidades en preparaciones que al final nada han tenido que ver con la original. Pero tu bizcocho ha quedado divino, con fruta son más jugosos y sabrosos, y nos dan la oportunidad de aprovechar las que se han puesto muy maduras. Yo tampoco encamiso los moldes, suelo poner el que tengo de silicona, ya que pintado con un pelín de mantequilla es suficiente.
    Un beso.

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    1. Hola Lola. ¡Qué razón tienes con el tema de las traducciones! Sin ir más lejos, este fin de semana hice un pan en la panificadora que aquello no podía llamarse ni pan y por más que he revisado la receta, tiene que haber un error en la traducción porque si no, no lo entiendo, porque en la panificadora es bien fácil, ya que sólo hay que introducir los ingredientes y la máquina se encarga del resto.
      He leído por ahí que este tipo de bizcocho (me resisto a llamarlo pan), nació por la necesidad de buscar nuevas recetas en las que utilizar los plátanos maduros y la verdad que es estupenda para aprovechar esos plántanos que ya se han puesto negros en el frutero y nadie quiere.
      La silicona y yo no acabamos de enamorarnos y apenas uso los dos moldes que tengo de ese material, así que prácticamente siempre utilizo metálicos y en menor medida de porcelana o borosilicato, que empecé a forrarlos con papel después de un par de disgustos al desmoldar y ahora ya utilizo siempre por sistema. Y además, humedeciéndolo como indico en la receta, no se desperdicia mantequilla para pegar el papel al molde.
      Un beso.

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  3. Isabel, lo del título de tu libro es de esas cosas absurdas que pasan con las traducciones, que más que una versión revisada por una editorial, parece escrita por un corrector chino de un reproductor VHS de los '80, un enigma que ni el mismísimo Iker Jiménez podría descifrar, jajaja...
    A mí me gusta forrar los moldes con papel de manera simétrica, como si fuera una cápsula con las esquinas bien dobladas, son manías que una tiene, no me gustan las arrugas, aunque digan que la arruga es bella, prefiero un exterior liso, perfecto, y quitar el papel como si fuera una magdalena, ya sé que no soy una experta repostera, pero a pesar de todo, también cuento con mis neuras, trucos y recetas favoritas, en fin que soy rebelde porque el mundo me hizo así, y si hay que llamarlo Pan, mejor lo llamo Banana Bread que me suena más cool, jajaja..., pero si tú dices que es un Bizcocho, me rindo, porque no hay cosa que me guste más que un buen bizcocho, con sabor a fruta, todas me gustan, y si son complementarias, como el plátano y las pasas, para mi gusto es el bizcochito perfecto.
    Besos

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    1. Jajaja, qué bueno Concha lo del corrector chino de los ochenta! Me has recordado la traducción de las instrucciones de un televisor que compré en el año 92 que eran completamente incongruentes e indescifrables. Menos mal que ese tema ha mejorado algo y aunque se sigan leyendo traducciones "macarrónicas", son más comprensibles que las de aquellos años.
      No me hables de neuras que yo en la cocina tengo muchas, entre ellas la misma de las arrugas, que no me gustan ni en la ropa (por mucha plancha que te ahorren) y a veces tardo más alisando el papel con el que he forrado el molde que si lo hubiera encamisado. Creo que por eso no hago tartas forradas con fondant (bueno, tampoco porque me da un poco de asquete) ni con cobertura que haya que alisar, porque me conozco y sé que tardaría más en alisarla por fuera que en hacer toda la tarta y seguro que no quedaba satisfecha con el resultado. Y la del papel es sólo una de muchas, que si yo te contara seguramente me dirías que eso me lo tendría que mirar...
      Me resisto a llamarlo pan, es un bizcocho con todas las de la ley y en cuando a denominarlo en inglés, pues que quieres que te diga, yo es que soy una firme defensora del castellano y una cosa es enriquecer el idioma patrio con aportaciones de otras lenguas cuando no existe la palabra en español y otra es dejarse avasallar e invadir por los barbarismos. Otra nuera más, aunque es este caso no culinaria.
      Un beso.

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  4. Hola, Isabel. Siento confirmarte que soy de las que arrugo el papel porque no tengo paciencia para encamisar y creo que gracia tampoco. Admiro que tú lo consigas, pero con la idea de sólo mojar sin arrugar, creo que me atrevo. Ya veré, porque lo he hecho hasta con panes.
    Lo del título del libro me ha hecho reír. Son la pera. Con lo fácil que es en inglés y lo retorcidos que se han puesto para cambiarlo totalmente y sin sentido.
    De todas formas, como lo que importa es que has conseguido hornear un rico bizcocho "en castellano" y con unos ricos ingredientes. Un buen resultado para disfrutar.
    Aunque soy maestra de inglés, no soporto la invasión que están permitiendo muchos de tradiciones y palabras, para las que tenemos más de una acepción. Somos el país que más ataca a lo propio, pero si es su propia lengua (yo soy plurilingüe), me enerva.
    Me apunto a mi leche nocturna mojando un trozo de tu bizcocho.
    Besos y cuidaos.

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    1. Hola Marisa. Cada una tenemos nuestros métodos, aquellos que nos funcionan mejor o para los que tenemos más maña y todos son perfectamente válidos, por supuesto. La ventaja que le veo a mojar así el papel, es que no hay que temer que se rompa al estirarlo y colocarlo en el molde, porque hay papeles sulfurizados bastante resistentes pero otros no tanto.
      Al cambio de título del libro no le encuentro ningún sentido, pues la traducción literal refleja perfectamente su contenido, amén de ser mucho más fácil de recordar que la retahíla en castellano. A saber los razonamientos mentales de quien decidió la traducción.
      Enriquecer el lenguaje propio con palabras de otros idiomas me parece bien cuando se trata de eso, de enriquecer adoptando palabras sin equivalencia en castellano, pero estoy en contra de la sustitución casi sistemática de vocablos en según qué sectores, en detrimento de los que ya existen en español. En cuando a las tradiciones festivas, dejan de ser tales para convertirse en simples saraos en cuanto son importadas a otros países, donde, al no formar parte de su acervo cultural, pierden el sentido estricto de tradición, que parece que a veces se nos olvida lo que significa.
      Para ser la hora que es estoy un poco guerrera, me parece a mí. Mejor voy a hacer como tú y me voy a preparar un vasito de café con leche acompañado de un trozo de bizcocho.
      Cuídate mucho. Un beso.

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  5. Qué ricos ingredientes y qué excelentes aromas y sabores aportan. Esponjoso y dulce será la delicia de muchos. Un beso

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    1. Una delicia que desapareció volando, no te digo más. Muy rico y se mantuvo tierno hasta el final, bueno eso no es muy orientativo porque duró poco.
      Un beso.

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