Ya sabéis que sufro cada
vez que en la pescadería el cliente deshecha las espinas y cabezas
del pescado, cuando la mayoría de las veces se pueden aprovechar
para cocinar, como en esta ocasión, que había comprado un salmón
entero y como es costumbre pedí que me dejaran cabeza y espinas. Eso
unido a la búsqueda de ideas para utilizar la super producción de
calabacines del huerto, dió como resultado la receta que os traigo,
bueno, en realidad dos recetas, pues también os propongo una
solución para las sobras. Y es que la entrada de hoy rezuma
aprovechamiento por los cuatro costados, pues con parte del tallo
verde del puerro, que si no se utiliza para caldo fácilmente acaba
en la basura, he preparado el crujiente y como los calabacines se
tienen que calentar, no cocinar, no he precalentado el horno,
evitando de esta forma el gasto energético que ésto supone. Así
que, por supuesto, la presento al proyecto de “Thermofan” 1+/-100, desperdicio 0,
en el que Marisa, mes a mes, nos anima a minimizar el
desperdicio en general y el de alimentos en particular.
La receta es un poco
entretenida aunque no complicada. He de deciros que con el tiempo de
escaldado que indico para los calabacines, éstos quedan más bien
duritos, así que los podéis escaldar un poco más, pero siempre
teniendo en cuenta que su carne ha de quedar con cuerpo, pues al ser
una presentación en vertical, necesita tener cierta dureza para que
se sostenga y no se rompa.
En cuanto al crujiente de
puerro, se puede obviar, lógicamente, pues en realidad y aunque
rico, es más un adorno que otra cosa. Si os animáis ha prepararlo,
tened en cuenta que el puerro pasa de crudo a quemado en un segundo,
pues al estar escaldado previamente y cortado muy fino, se cocina
rapidísimamente.
Veréis que no
precaliento el horno antes de introducir los calabacines: de esta
forma, se aprovecha todo el calor hasta que el horno alcanza la
temperatura deseada, para calentar la comida. Es un truco que utilizo
muchas veces si he dejado la comida preparada a falta del gratinado,
por ejemplo, así, cuando la resistencia superior empieza a gratinar,
ya se ha calentado suficientemente el resto del plato.
Y como el pastel de sus
sobras lo he terminado de preparar en el microondas, también lo
presento a En Buena Onda,
el proyecto que en esta ocasión comparten Marisa y Elisa, de “Que
no te falte un perejil”,
para que nos animemos a usar más este infrautilizado electrodoméstico.
Tengo que deciros que en
este caso he experimentado un poco. Os cuento. Cada vez que preparo
un pastel en el microondas, siempre se me queda demasiado seca la
capa de arriba. Da igual que lo tape más o menos, que lo cueza con
mayor o menor temperatura o tiempo, siempre queda una parte seca. Y
pensé que si en horno convencional se utiliza el baño María o un
recipiente con agua para humidificar los alimentos y evitar que se
sequen en exceso, en el microondas tendría que valer la misma idea,
aunque el tipo de calor de ambos electrodomésticos sea diferente.
Pues la verdad que no sé si la idea fue o no acertada, pero el
resultado ha sido un pastel muy jugoso y nada seco, tal vez por la
capa de calabacín que puse tapando el relleno y no por el baño
María. Tengo que seguir experimentando.
Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.
INGREDIENTES:
* Para el caldo de
salmón:
espina central y cabeza
de un salmón
1 diente de ajo pequeño
unos cascos de cebolla
1 hoja de laurel
1 ramita de perejil
4 granos de pimienta
negra
1 clavo de olor
agua
* Para los calabacines:
3 calabacines,
preferiblemente de piel verde clara, de al menos 16 cm. de longitud
cada uno
110 gr. de salmón cocido
(del recuperado del caldo)
130 gr. de salmón crudo,
sin piel ni espinas
200 gr. de puerro
(incluyendo un poco de la parte verde)
120 ml. de caldo de
salmón
50 ml. de leche desnatada
1 tbs.
de almidón de maíz (tipo Maizena)
aceite
sal
queso emmental rallado
* Para el crujiente de
puerro:
el tallo verde de 1-2
puerros, sin las hojas exteriores
agua
aceite
* Y además:
una cucharilla vaciadora
ELABORACIÓN:
* Del caldo de salmón:
Disponer en una ollita la
espina y la cabeza del salmón lavadas. Añadir los cascos de
cebolla, la pimienta negra, el clavo, el ajo sin piel ni germen y el
laurel y perejil lavados. Llenar de agua justo hasta cubrir los
restos de pescado y llevar a ebullición a fuego fuerte. Cocer 5
minutos desde que rompa a hervir, desespumando cuando sea necesario.
Apartar del fuego y dejar enfriar por completo.
Sacar del caldo la espina
y cabeza del salmón y recuperar toda la carne posible, poniendo
especial cuidado en que no quede ninguna espina. A mí me salieron
110 gr. de salmón.
Colar y reservar el caldo
(sobrará). Desechar las verduras de la cocción.
* De los calabacines:
Lavar los calabacines.
Cortar la base justo donde empieza a ensanchar (si se utiliza la
variedad de piel verde clara, que es un calabacín un poco en forma
de lágrima). Cortar un trozo de 7 cm. de largo y otro de 5 cm. de
largo de cada uno de los tres calabacines. Vaciar cada cilindro
resultante con la ayuda de una cucharilla vaciadora, dejando un
centímetro de carne en las paredes y otro tanto en la base: la base
tendrá ese grosor, aproximadamente, cuando al mirar al trasluz el
interior del calabacín, veamos la sombra de nuestro dedo. Reservar
la carne del interior de los calabacines.
Llenar con 9 centímetros
de agua salada una cazuela lo suficientemente grande para que quepan
todos los trozos de calabacín y llevar a ebullición. Disponer los
cilindros de calabacín boca arriba en un cestillo para cocer al
vapor o en una rejilla freidora, colocar un peso encima para evitar
que floten e introducir en la cazuela cuando hierva a borbotones.
Escaldar 2-3 minutos y sacar de la cazuela. Manipulando con
delicadeza para no estropear al piel y con cuidado de no quemarse,
vaciar el agua del interior de los calabacines y ponerlos a escurrir
boca abajo sobre papel absorbente. Dejar enfriar por completo.
Cortar el salmón fresco
en daditos de un centímetro de lado, como máximo y reservar.
Eliminar raíces y hoja
exterior de los puerros. Cortarlos un par de centímetro por encima
del principio de la parte verde y reservar el tallo verde para el
crujiente. Picar menudo el resto de los puerros y reservar.
Picar muy menuda la carne
del interior de los calabacines y reservar.
Disponer un fondo de
aceite en un sartén honda y amplia. Calentar a fuego muy fuerte y
freír hasta que se doren los dados de salmón fresco, removiendo sin
cesar para evitar que se apelotonen. Sacar a un plato,
escurriéndolos, y reservar.
En la misma sartén y
añadiendo más aceite si fuera necesario, rehogar tapado el puerro
con un poco de sal y a fuego suave hasta que esté blandito. Añadir
la carne de calabacín y algo más de sal, volver a tapar y cocinar
hasta que éste esté hecho y haya consumido todo el agua de
vegetación. Agregar entonces la leche, 70 ml. de caldo de salmón
frío y el almidón de maíz disuelto en los 50 ml. restantes de
caldo. Llevar a ebullición y dejar que espese ligeramente durante un
minuto. Apartar del fuego y añadir el salmón cocido desmenuzado con
los dedos y el frito, previamente soltado si se hubiera apelmazado.
Integrar y rectificar de sal, si procede. Dejar templar ligeramente.
Untar ligerísimamente
con aceite una bandeja de horno. Rellenar los cilindros de calabacín
con la farsa haciendo un poquito de copete y coronar con abundante
queso emmental rallado. Disponerlos en la bandeja aceitada.
Introducir la bandeja en
el horno frío y colocarla a media altura. Conectar el grill del
horno y hornear 20 minutos. Si se quieren más gratinados, subir una
altura la bandeja con los calabacines y gratinar hasta el punto
deseado.
* Del crujiente de
puerro:
Eliminar las dos o tres
hojas exteriores más gruesas del tallo verde de los puerros y
lavarlos. Cortarlos en tiras finas de 10 cm. de largo y escaldarlas
diez segundos en agua hirviendo para que pierdan amargor. Dejar
escurrir en papel absorbente.
Llevar al fuego una
sartén algo más grande que las tiras de puerro con un poco de
aceite. Cuando esté bien caliente, freír por tandas el puerro.
Trabajar deprisa pues se quema con mucha facilidad. Sacar a un plato
dispuesto con papel de cocina para que suelten el exceso de aceite.
* Del emplatado:
Disponer en un lateral
del plato de servicio, un cilindro grande y otro pequeño de
calabacín por comensal y en el otro extremo, unos tallos de
crujiente de puerro. Servir inmediatamente.
A comer.
Y con las sobras...
Pastel de su sobras
INGREDIENTES:
recortes de calabacín
relleno (a mí me
sobraron 135 gr., aproximadamente)
1 huevo de tamaño L
aceite
sal
pimienta blanca molida
ELABORACIÓN:
Batir un huevo como para
tortilla, mezclar con el relleno que haya sobrado y rectificar de
sal, si procede. Reservar.
Cortar recortes de
calabacín en láminas de 3-4 milímetros de grosor, suficientes para
forrar un cuenco donde quepa todo el relleno. Pincelar muy
ligeramente cada cara y asar en una plancha eléctrica unos dos
minutos por cada lado. Sacar a un plato y sazonar, sólo de un lado,
con sal y pimienta blanca molida.
Forrar la base y paredes
del cuenco o molde elegido con las rodajas de calabacín, con el lado
sazonado hacia fuera. No es necesario engrasar el molde pues el
aceite del calabacín impedirá que se pegue. Rellenar con la mezcla
de huevo y relleno y colocar otra capa de calabacín a modo de
tapadera, con el lado sazonado hacia fuera.
Tapar con film
alimentario, practicar un agujerito en el film para que salga el
vapor, introducir dentro de otro cuenco más grande con agua
hirviendo de tal forma que ésta llegue hasta un par de centímetros
del borde del relleno, meter ambos recipientes en el microondas y
hornear a 800 watios durante seis minutos. Dejar reposar otros tres
minutos dentro del microondas y sacar. Comprobar el punto de cocción
pinchando el centro del pastel con una brocheta y si no estuviera
hecho, hornear otro minuto a la misma potencia.
Dejar enfriar por
completo tapado con el film y dentro del cuenco con agua, seguirá
cuajando con el calor residual. Desmoldar en un plato y servir si se
desea con mayonesa o salsa rosa. Consumir frío o a temperatura
ambiente.
A comer.
Buenos dias Isabel:
ResponderEliminarYa estamos de vuelta algunas, aunque he podido comprobar lo activa que has sido este verano con recetas muy buenas. Como estos calabacines que nos traes hoy, divinos y deliciosos, su trabajito tienen, pero el resultado salta a la vista. Un relleno estupendo y una presencia que de entrada enamora. A mi si me gusta el puerro crujente y los calabacines de las sobras más. Buena idea enviar el plato al proyecto de Marisa, no tiene desperdicio alguno.
Un placer volver por tu espacio.
Bss
Buenos días Lola, bienvenida de tu regreso vacacional, siempre es un placer tenerte. Con tanta elaboración individual, los calabacines parecen más complicados de cocinar de lo que son, pero en realidad no es así, pues al final no es más que un calabacín relleno, sólo cambia la presentación. El crujiente de puerro a mí me encanta, aunque no suelo entretenerme en prepararlo. Y el pastel de las sobras quedó muy rico y jugoso y merece la pena prepararlo ex profeso.
EliminarUn beso.
Buenas tardes, Isabel. Aplausos mereces con estas dos recetas de aprovechamiento, experimentación y uso de microondas. Tu buen hacer en la cocina y todo lo aprendido por experimentar, cuadra perfectamente con nuestros proyectos, que ya son tuyos.
ResponderEliminarYo también aprovecho siempre cabezas y espina y las voy congelando. Los recortes de pescado, carne o frutas y hortalizas, vienen de maravilla. A veces, la gente ni lo sabe o no quiere calentarse la cabeza para pensar en qué utilizarlos.
Tú has preparado dos recetas de restaurante y encima con calabacín de tu huerto. Un placer.
La próxima vez se me ocurre que podrías publicar por separado para que ese pastel quede indexado porque lo vale.
Empieza el mes en ru blog con el listón bien alto.
Aún no sé qué voy a comer, me cojo un poquito de cada y a disfrutar.
Besos y muchas gracias por el doblete delicioso.
Cuidaos.
Marisa, me sacas los colores con tanto elogio, porque si bien mi madre siempre nos enseñó que la comida no se tira y que hay muchas maneras de sacarle partido al máximo, en el mayor uso del microondas y la experimentación con él, el mérito os lo tengo que atribuir a Elisa y a ti, pues te aseguro que si no fuera por En Buena Onda, el pobre seguiría siendo "el cacharro de calentar la leche".
EliminarYo también voy congelando los restos de espinas y de guisos de carne, así como recortes de hortalizas, porque en un momento dado las primeros te apañan una sopa, los segundos unas patatas guisadas y los terceros un sofrito. Es verdad que para eso hay que tener un congelador grande, cosa que no hay en todas las casas, aunque yo creo que la razón primordial es que cada vez se cocina menos, principalmente por falta de tiempo.
El pastel me pareció poca cosa para publicarlo por separado, pero seguiré tu consejo para la próxima ocasión.
Cuídate mucho. Un beso.
Holaaaaa, vaya que si, dos recetas en una !!! me parece fantástico eso de aprovechar todo lo que nos sobra,,, estupendas las dos !!!!!
ResponderEliminarGracias Mamilu. A veces con pequeñas sobras se consiguen grandes platos.
EliminarBesos.
Hola, me encanta el relleno, el pastel, la presentación... Es genial este pastel. Aprovechando siempre todo y con resultados magníficos. Mil gracias por estas recetas. Un beso!!!
ResponderEliminarEl pastel es la reutilización al cuadrado, porque se aprovechan los restos de los restos. Para que luego haya gente que los tire, no será por ideas... Y quedó fenomenal hecho en el microondas, de los que más jugosos me han quedado.
EliminarUn beso.