Estamos en otoño y ya se
nota que los días tienen menos horas de luz. Que amanezca más tarde
me da un poco igual pero que anochezca antes me gusta menos pues
siempre me ha pasado que una vez que es de noche, me parece que ya no
son horas para hacer ninguna actividad (salvo el ocio) y como que se
me apaga el interruptor (aunque invariablemente se me encienda a
partir de las once de la noche que ya, no viviendo sola, hay muchas
cosas que no puedes hacer por molestas), con lo que los días
empiezan a quedárseme cortos para hacer todo lo que tengo que hacer.
Y eso que aún no han cambiado la hora, que ya me oiréis protestar a
finales de mes pues odio el horario de invierno. ¿No habían dicho
que iban a dejar de cambiarla? Eso tenía entendido pero o bien no me
enteré de para cuándo o han cambiado de opinión. De momento este
año nos vuelven a tocar las narices con el relojito. Uf, ya me estoy
calentando y eso que aún faltan veinte días.
La cuestión es que de
noche, hay cosas que no me apetece hacer, como cocinar, por ejemplo y
es que para ponerme a guisar necesito luz, mucha luz y natural, con
lo que el mismo problema tengo los días muy nublados y es que cada
uno tenemos nuestras manías y una de las mías es cocinar con luz.
Así que entro en modo “guisar para dos-tres días y sin
complicaciones” y “adiós a la vena creativa”. Lo primero
seguramente se notará por aquí, aunque espero que lo segundo no, al
menos me esforzaré en que así sea para que así os animéis a
seguir visitándome.
De los guisos sin
complicaciones es buen ejemplo la receta de hoy. Ya os aviso:
preparad una barra de pan para mojar la salsa. Y unas zapatillas
cómodas para salir a dar un paseo después de comer a “bajar las
migas”, porque esa salsa es una tentación y no comerla un pecado.
He utilizado para esta receta el último conejo de campo que tenía
en el congelador y estoy deseando que se abra la veda para volver a
cocinarlo de lo rico que está. Podría comprar un conejo de granja y
guisarlo, pero acostumbrada como estoy a los de caza, su carne me
sabe insípida, la verdad, no sé si es por la cría intensiva o
porqué, pues los conejos que criaba mi suegro sí tenían una carne
sabrosa, nada que ver con los comerciales. Por supuesto que la receta
se puede preparar con éstos, ya que no todo el mundo tiene acceso a
la carne de caza, reparos aparte, así que animaos a prepararla
porque os gustará.
Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.
INGREDIENTES:
1 conejo de campo
85 gr. de cebolla
65 gr. de zanahoria
1 diente de ajo mediano
1/8 tsp. de nuez moscada molida
150 ml. de vino blanco Verdejo de Rueda
(D.O.)
100 ml. de agua
1'5 tbs. de mostaza de Dijon
1 rama de romero fresco de unos 12 cm.
100 ml. de nata con un 18% de materia
grasa, a temperatura ambiente
AOVE
sal
ELABORACIÓN:
NOTA: Los tiempos de
cocción que se indican lo son para una placa vitrocerámica de
inducción. En el caso de utilizar otra fuente de calor (eléctrico,
gas, halógeno), los tiempos variarán, debiendo ser adaptados. Lo
mismo ocurre en caso de utilizar otra olla a presión o una cazuela
convencional.
Lavar minuciosamente el
conejo, escurrir bien, secar con papel de cocina, trocear, salar y
reservar.
Pelar la cebolla cortarla
en plumas finas. Lavar y raspar la zanahoria y cortarla en rodajas.
Pelar el diente de ajo y dejar entero. Reservar juntos los tres
ingredientes.
Disponer un buen fondo de
aceite de oliva virgen extra en una sartén honda y grande, llevar al
fuego y dorar el conejo por tandas a fuego muy fuerte. Sacar las
tajadas de carne según se vayan haciendo e introducirlas en la olla
rápida.
Dejar que el aceite
pierda temperatura. Añadir más si fuera necesario y cocinar el ajo,
la cebolla y la zanahoria a fuego medio-bajo hasta que la cebolla
empiece a ablandarse. Agregar la nuez moscada, freirla ligeramente y
añadir el vino blanco Verdejo. Desglasar los jugos de la sartén
raspando el fondo con una cuchara de madera y cocer dos minutos para
evaporar el alcohol. Verter el contenido de la sartén en la olla
donde está el conejo.
Disolver la mostaza de
Dijon en el agua y añadir a la olla, así como la rama de romero
lavada. Mecer suavemente la olla para que se mezclen los líquidos.
Colocar la olla rápida
en el fuego y levantar el hervor. Colocar la tapadera, cerrarla y
cocer 25 minutos contados desde que suba la válvula del todo. Apagar
el fuego y dejar que la olla pierda toda la presión antes de
abrirla.
Abrir la olla, retirar la
rama de romero (se habrá deshojado), sacar un par de cacillos de la
salsa y ponerlos en un bol. Dejar que se temple esta salsa y agregar
la nata a temperatura ambiente (se disolverá mejor), remover y echar
en la olla, meciéndola de nuevo para que se integre la nata y
procurando no remover el guiso para que no se desmenucen las
verduras. Cocer destapado cinco minutos para que la salsa espese
ligeramente, rectificar de sal si procede y servir.
Mejora de un día para
otro.
A comer.
A mi del verano me gusta julio y agosto, después ya estoy deseando que llegue el otoño, los días en exceso largos me cansan, prefiero las tardes tostadas cayendo hasta el anochecer. Muy lírico me ha quedado, pero en gustos, ya sabes. En cuanto al conejo te diré que aunque no es de mis carnes preferidas, según que recetas sí que me gustan, una de ellas en salsa, como la tuya, mi instinto me dice que está buenísima, bueno, y la vista que tiene, que no es para hacerle ascos. La tengo en cuenta desde luego.
ResponderEliminarBss
Lírico sí, pero también muy gráfico, jaja. Yo soy de días largos aunque también me gustan mucho las noches, lo que pasa es que tengo la cabeza muy cuadriculada y las cosas que hago de día sólo las hago de día y las que hago de noche, sólo de noche.
EliminarYa sé que entre mis lectoras hay pocas aficionadas a la carne de conejo, pero esta receta merece una oportunidad, aunque sea con pollo, pues ambas carnes tienen un sabor bastante neutro y las recetas son fácilmente intercambiables.
Un beso.
Hola, Isabel. Yo no soy de verano porque aquí el calor cada vez dura más meses y te pasas sudando a lo bestia muchos días, pero reconozco, que el otoño me deprime y tampoco me gusta nada que oscurezca tan pronto. Con el tema cambio de hora nos tratan de tontos cada año. En éste, no me he enterado de si han dado la vara, porque como todo es COVID, yo no pongo las noticias porque me cabreo.
ResponderEliminarSabes que me gusta el conejo y la única pega es que de caza no lo he comido, pero recuerdo que mi padre, cuando éramos pequeñas, muchas noches, traía uno que se le había cruzado en el campo al quedarse cegado por las luces del coche. Nos daba pena y le decíamos que no nos lo comíamos. No recuerdo si lo llegué a probar, imagino que sí, porque entonces, tonterías las justas.
Me encanta tu receta y como también tengo la misma olla y conejo congelado, me parece que la prepararé lo más pronto que pueda.
Un beso y cuidaos.
A mí el otoño, que aquí dura muy poco, no me deprime, al contrario, me gusta la luz de la estación, la pega es la disminución en las horas diarias de luz. Tampoco yo me he enterado de nada pues hago como tú, que a cuenta del mono tema ya ni me intereso por la noticias, porque penita me da la clase política nacional.
EliminarSeguro que tu madre cocinaba los conejos que llevaba tu padre a casa y os decía que era pollo, porque antes en casa se comía lo que había y si no, lo tenías para la cena, no como ahora que en algunas casas si al niño no le gusta lo que ha cocinado su madre, le da otra cosa. Entiendo que eso se haga cuando verdaderamente odie el sabor de la comida en cuestión pues no a todos los paladares nos gusta lo mismo, pero que a la menor protesta le cambien el plato, no lo veo.
Prepara el conejo. Seguro que te gusta pues sé que también te gusta mucho la mostaza.
Cuídate. Espero que estés mejor de tu esguince. Un beso.
Isabel pues yo soy de las que adoran este tipo de platos, el conejo me gusta todo, pero llevas razón, el de caza tiene mucho más sabor, que es precisamente lo que a algunos les echa para atrás. Y tu salsa ya ni te cuento, te haré caso y me calzaré las zapatillas, aunque sea para tumbarme en el sofá, que no sé si después de meterme entre pecho y espalda un bollo mojado en ella, me darán ganas de salir a caminar, Jajajaja...
ResponderEliminarA mí me gustan todas las estaciones, creo que cada una tiene su encanto, cosas de la gente como yo que siempre vemos el vaso medio lleno. En fin, pero no te creas, que también soy yo muy así, de las que cada cosa tienen su tiempo y horas para hacerlas, y de noche me pasa igual, no me gusta hacer más que lo justito.
Besos, espero que sigas compartiendo tus rectas y momentos, me gusta como lo haces.
Entiendo los reparos al sabor de la carne de caza, pero no así al conejo de granja, cuyo sabor es suave y bastante neutro, además por lo que dicen una carne muy sana. Tal vez sea cuestión de modas, como ahora con el pavo, que ha pasado en muy pocos años de formar parte sólo de las festividades navideñas en algunas zonas concretas a inundar las estanterías de los supermercados en todos los formatos posibles.
EliminarLo de darse un paseo después de comer es para acallar el cargo de conciencia por hacer barquitos en la salsa y así darnos la sensación de que pecamos menos, pero sinceramente, yo el único paseo que me doy después de comer es de la cocina al sofá, jajaja...
Casa estación (o mini estación como son en esta zona el otoño y la primavera) tiene su encanto y aunque yo trato siempre de verle el lado bueno a todas las cosas, soy muy protestona y como le digo a Marisa, me encanta la luz del otoño pero no puedo evitar quejarme de lo que se acorta cada día. Y a estas alturas, como que cambiar me da un perezón…
Gracias Concha. Un beso.
what's a delicious recipe. this is favorite for us. you have written very good article about food. thanks for sharing this article.
ResponderEliminar11 Breakfast Foods For Weight Loss
Hola, querida amiga, me gusta el conejo y seguro que preparado de esta manera dejaría el plato bien limpio. Un beso!!
ResponderEliminarHola Elisa. El conejo quedó riquísimo, ya digo en la entrada que estoy deseando repetirlo, así que si te gusta, no dudes en prepararlo.
EliminarUn beso.