Esta es una entrada
programada. Cuando aparezca colgada, hará dos días que a que mi
pareja le habrán realizado una cirugía de columna. Estará varios
días ingresado y además le operan en otra provincia distinta a la
de nuestra residencia (es lo que tiene vivir en lugares pequeños),
así que me llevo el portátil para llenar las horas muertas aunque
no sé si podré pasarme por aquí o si la red wifi del hotel será
lo bastante decente para que me conecte. Ya veremos.
Aunque casi siempre hago el mismo pan, de vez en cuando pruebo alguna receta distinta. Éste está adaptado del libro “80 recetas de pan para elaborar con la panificadora, masas y panes sencillos, aromatizados, dulces, bizcochos y mucho más”, de Richard Ehrlich, publicado por editorial Blume.
Cuando leí la receta me
pareció que llevaba demasiada levadura, pero dada mi poca
experiencia con los panes, decidí ser una buena chica y seguir las
indicaciones de la receta al pie de la letra y no hacer experimentos.
La primera vez que lo
hice, la masa subió hasta el borde de la cubeta y estuvo a punto de
desbordarse y luego se hundió, quedando un ladrillo incomible.
Conclusión: tenía demasiada levadura, como ya me temía. Así que
la reduje a la cantidad que a mí me pareció correcta y salió bien.
Pensé que el error en la receta se trataba de una errata pero volví
a hojear el libro y constaté que algunas recetas llevaban una
cantidad desorbitada de levadura en proporción a la harina. Y de
repente se me iluminó la bombilla: aquello tenía que ser un error
de traducción. Quien lo tradujo, no conocía la diferencia entre
levadura seca de panadero y levadura seca de panadero instantánea.
Revisé las recetas y en aquéllas en las que me parecía que era
mucha levadura, interpreté la cantidad como si fuera de levadura
seca y en las que me parecía ajustada, como si lo fuera de levadura
seca instantánea y entonces las recetas quedaron ajustadas
automáticamente y con cantidades lógicas. A veces una sola palabra
es la clave del éxito o del fracaso de una receta. Es una de las
razones por las que prefiero libros escritos en español, porque
algunas traducciones son, como diría yo... macarrónicas. Uf, con
semejante palabro acabo de confesar mi edad.
Venga, a lavarse las manos y a cocinar.
INGREDIENTES:
400 ml. de agua a temperatura ambiente
500 gr. de harina de trigo de fuerza
50 gr. de harina de trigo integral
80 gr. de azúcar moreno
50 gr. de mantequilla a temperatura
ambiente, cortada en trozos
1/2 tsp. de sal
3 gr. de levadura seca instantánea de
panadero
1/2 tsp. de canela molida
100 gr. de uvas pasas sultanas sin
pepitas
2 huevos clase M a temperatura
ambiente, batidos
ELABORACIÓN:
Sacar la cubeta de la
panificadora.
Introducir todos los ingredientes,
menos las pasas y los huevos, en la cubeta en el orden que se
indican, teniendo la precaución de colocar la sal y la levadura en
extremos opuestos.
Colocar la cubeta en el
interior de la panificadora. Cerrar la tapa y conectar el aparato.
Seleccionar el programa 4 (dulce), peso 1 kgr. y tueste bajo.
Cuando la máquina emita los tonos de
aviso para incorporar ingredientes adicionales a la mitad del segundo
amasado, sin sacar la cubeta incorporar las pasas, dejar que se
mezclen durante 15 segundos y seguidamente añadir con mucho cuidado
para evitar derrames, los huevos batidos. Cerrar la amasadora y dejar
que continúe con el programa.
Cuando la panificadora
emita los tonos de aviso en la segunda fermentación, sacar la cubeta
y con las manos húmedas quitar las palas amasadoras e introducir
éstas inmediatamente en un bol con agua que las cubra para facilitar
su posterior limpieza.
Con las manos húmedas,
acomodar la masa para evitar las burbujas de aire que se puedan haber
introducido en la misma al quitar las palas. Colocar nuevamente la
cubeta en la panificadora y continuar con el programa.
Una vez finalice el
programa, dejar el pan dentro de la máquina con la función de
mantenimiento en caliente para que pierda humedad, al menos 45
minutos, pudiendo dejarlo hasta 60 minutos.
Utilizando unas manoplas
de cocina, sacar la cubeta de la panificadora y desmoldar
inmediatamente el pan en una rejilla. Darle la vuelta y colocarlo
nuevamente en la rejilla hasta que se enfríe.
Las pasas aportan mucha
humedad al pan, por lo que conviene conservarlo en una bolsa de
plástico y dentro del frigorífico.
A comer.
En primer lugar, espero que la operación de tu marido haya salido bien y volváis pronto a casa, en el hospital el tiempo se hace eterno. En segundo lugar, diré que ese pan me parece muy bueno, como para hacerlo y rehacerlo hasta ajustar cantidades, no sería la primera vez que me he encontrado recetas con valores equivocados y me ha costado prepararlas más de una vez, pero lo he tomado como un aprendizaje más de la cocina, a ver que remedio. La buena noticia en este caso es que hoy sabes un poco más de pan y el resultado es delicioso.
ResponderEliminarUn beso.
Muchas gracias Lola. Aunque seguimos en el hospital, la operación salió bien y a lo mejor podemos irnos a casa en un par de días. Y aunque las horas se hacen eternas, después de tantos días ya entras en rutina y hasta te acostumbras un poco.
EliminarPues sí que es verdad que aprendí un poco más de pan al tener que repetir la receta, lo que seguramente no habría sucedido de haberme salido a la primera.
Un beso.
Menudo pan más rico. Se me ocurre comerlo para merendar con un buen vaso de leche. Espero que vaya todo muy bien. UN abrazo guapa!
ResponderEliminarRecientito y a palo seco, también está muy rico, con la humedad y el dulzor de las pasas.
EliminarTodo salió bien, muchas gracias.
Un beso.
Un pn espectacualr,no creo que dure mucho pues desde luego debe estar riquísimo. Nada como un pan casero. Un beso
ResponderEliminarPues como yo soy muy panarra me duró poco y eso que con el calor hay que conservarlo en el frigorífico y no están tan bueno frío como a temperatura ambiente, pero tampoco le hice ascos.
EliminarUn beso.