Hoy toca casquería, que
hacía ya tiempo que no traía una receta y no será porque en casa
no la consumamos. Tampoco digo que la comamos todos los días, pero
seguro que con más frecuencia que en muchos hogares de personas que
por su edad podrían ser mis hijas, pues creo que es un producto que
mi generación está bastante más acostumbrada a comer que las más
jóvenes.
He preparado las mollejas
(o cachuelas, como le dicen aquí) en una cazuela convencional y la
verdad que tardan una barbaridad en hacerse, yo que estoy
acostumbrada a la olla rápida WMF Perfect no veía el momento de
apagar el fuego. Cuando repita la receta la haré en esa olla con
diez minutos de cocción a presión y quince más destapada una vez
agregue el beicon, el pan rallado y las almendras, de esta manera las
mollejas estarán tiernas antes y al agregar el resto más tarde, ni
se pegará la salsa como consecuencia del pan ni se ablandaran en
exceso el beicon y las almendras.
A propósito de estas
últimas, las he picado gorditas para que se notaran bien, pero si no
gusta encontrarlas por el guiso, habrá que picarlas más menuditas.
La salsa, que queda
espesa, es una tentación con una barra de pan al lado. Ya estáis
avisadas.
Es preferible hacer el
guiso el día antes, pues mejora considerablemente con el reposo.
Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.
INGREDIENTES:
1 kgr. de mollejas de
pollo
50 gr. de almendra
repelada cruda
2 tbs.
de pan rallado
50 gr. de beicon ahumado
en un trozo
80 gr. de cebolla
65 gr. de puerro
(incluyendo un poco de la parte verde)
65 gr. de pimiento verde
1/2 tsp. de albahaca seca
1 pastilla de caldo de
pollo
200 ml. de agua
sal
AOVE
ELABORACIÓN:
Lavar las mollejas
minuciosamente bajo el grifo de agua, retirando los posibles restos
de grasa, piel y suciedad. Dejar que escurran en un escurridor.
Lavar el pimiento verde,
eliminar los nervios interiores y semillas y cortar en cuadrados
pequeños. Reservar.
Eliminar raíces y hojas
exteriores de cebolla y puerro. Cortar la primera en plumas finas y
el segundo en rodajas finas. Reservar ambas hortalizas junto con el
pimiento verde.
Picar el beicon en
taquitos regulares y reservar.
En una sartén sin
aceite, tostar las almendras hasta que empiecen a dorarse y a
desprender olor a almendra tostada. Sacar a un plato y picar
groseramente con un cuchillo afilado cuando se enfríen. Reservar.
En la misma sartén,
tostar el pan rallado hasta que se dore, removiendo constantemente
para que se tueste de manera uniforme y con cuidado de que no se
queme. Una vez tostado, sacar al recipiente de las almendras picadas
y mezclar. Reservar.
Disponer un fondo de
aceite de oliva virgen extra en una cazuela y llevar al fuego. Freír
el beicon a fuego medio hasta que empiece a dorarse y haya soltado
toda la grasa. Sacar de la cazuela y reservar en un plato.
Incorporar a la cazuela
donde se ha frito el beicon, la cebolla, el puerro, el pimiento verde
y un poco de sal y cocinar a fuego medio y tapado hasta que la
cebolla empiece a ponerse transparente. Subir el fuego, agregar un
poco más de aceite e introducir las mollejas. Rehogar el conjunto
hasta que las mollejas cambien de color, entonces, añadir el agua,
la pastilla de caldo de pollo desmenuzada y la albahaca seca.
Cocinar tapado a fuego
medio-bajo durante cuarenta y cinco minutos, removiendo de vez en
cuando. Agregar el beicon frito, las almendras y el pan rallado y
continuar la cocción (siempre con la tapadera puesta) otros quince
minutos o hasta que las mollejas estén tiernas, vigilando el nivel
de líquido y la cocción ya que una vez añadido el pan, el guiso
tiende a pegarse.
Si la salsa quedara
demasiado espesa, añadir agua al gusto, dar un último hervor,
rectificar de sal si procede y servir.
Mejoran de un día para
otro.
A comer.
A mi sí que me gustan los productos de casquería y también me ocurre como a ti, no los comemos todos los días, pero cuando voy al mercado, que es donde encuentro puestos, me surto para hacer una sopa o un arroz y disfrutar de ella. Las mollejas desde pequeña las como, era un manjar, pues un pollo solo tenía una y había que comerlo entero, y por supuesto se aprovechaba todo de él. La salsita que has preparado está mejor que buena, por eso mismo hay que tener cuidado, en un momento te metes un platazo entre pecho y espalda sin enterarte. Una preparación muy rica que todo el mundo debería probar porque seguro que les gustaba.
ResponderEliminarUn beso.
Ma has hecho volver a la infancia con el comentario del pollo entero, con sólo una molleja y un corazón por los que yo siempre me peleaba (por el hígado no, ese para los demás) y no veas lo feliz que me hacia ver que me habían tocado en el arroz, qué tiempos. A veces mi madre compraba mollejas y corazones en la pollería, bien para el arroz o bien para una sopa de menudillos que cocinaba que era una delicia y ese día para mí era fiesta. Qué pena perder esa sensación de cuando eres niño y tu madre ha preparado tu plato favorito. De adulto lo cocinas cuando quieres y aunque siga igual de rico, ya no es lo mismo, "algo" ha perdido por el camino.
EliminarCon este plato es mejor dejar el pan lejos o cortar un trozo pequeño y guardar el resto en la panera, porque como dices, te poner a mojar y adiós cazuela.
Un beso.
Isabel, jamás las he comido guisadas, solo hervidas en el puchero o caldo, me entusiasman calientes y con un poco de sal y me puedo zampar varias así del tirón.
ResponderEliminarImagino que te han tardado mucho pues son duras y nunca están listas antes de terminar el caldo cuando las pongo que es muy de vez en cuando. Deben estar muy ricas así cocinadas. Me guardo la receta.
Por cierto, a mí también me van a echar un día de estos de mi casa, porque empiezo a guardar y comprar y no veas... dice mi “santo” tú no guardas, tú escondes.... ja, ja, ja.
Muy rica receta de verdad y no sabría decirte si a mis hijos les gustaría o no, comentas qué es una receta de gente mayor, creo que puedes tener razón. A nosotros por ejemplo nos encanta el hígado de ternera que lo preparo a la plancha con vino, ajo y perejil (siempre solo para nosotros) mis hijos ni lo han probado nunca y no saben lo que se han perdido.
Muchos besos y a cuidarse en la comida y por supuesto en lo otro, a ver si acaba pronto o más o menos pronto esta pesadilla.
Guisadas las he empezado a comer de mayor, porque en casa de mi madre sólo se cocinaban para la paella o para sopa de menudillos y la verdad que están muy ricas. Como son duras, siempre las hago en la olla rápida pero esta vez quise hacerlas en cazuela para que si alguien no tiene la Perfect, sepa lo que tardan en hacerse y creo que no lo vuelvo a hacer, no hacía más que pinchar una y aquello continuaba como una piedra.
EliminarQué gracioso el comentario de tu santo, creo que es muy acertado, al menos en mi caso es así y si el mío me leyera, coincidiría con el tuyo, segurísimo. Pero a estas alturas ya no voy a cambiar y además es el único "vicio" que tengo.
No sé porqué pero creo que a las nuevas generaciones no les hemos enseñado a comer casquería y eso que ahora se come muchísimo más variado que cuando yo era cría y a la vez que hemos ido incorporando a nuestra dieta nuevos alimentos, hemos ido desterrando otros. Lo mismo pasa con los platos, ahora comemos lentejas al curry con leche de coco y no creo que mis sobrinitas hayan comido en su vida unas sopas de ajo.
No veo yo en el horizonte cercano el fin de esta situación, así que prefiero pensar que ya acabará cuando tengo que acabar, que no va a durar toda la vida. Y mientras, a disfrutar de lo tenemos, de la comida, de la compañía y de la familia.
Cuidaos.Un beso.
Isabel ya quisiera yo probar tu plato, porque la verdad es que en casa a excepción de la sangre de pollo, el resto de casquería no tenemos costumbre de comerlo, que no quiere decir que no nos guste, incluso tengo tres recetas publicadas, dos con sangre y otra con higaditos de pollo, y por cierto estos hacía siglos que no los comía.
ResponderEliminarEstá bien que expliques lo de los tiempos, es verdad que dan una idea aproximada del plato, pero como siempre es cuestión de ir probando, y especialmente de rentabilizar el plato, que no porque se lleve tres horas cociendo, va a estar más rico que en olla a presión.
Sin duda tu salsa invita, a mojar pan, y a disfrutar de un plato que más de uno de los que se vuelven locos por el atún crudo, se pierde algo que tiene solera.
Besos
Jamás he visto vender la sangre de pollo, se conoce que por aquí no hay costumbre. Todo lo más de cordero o mezcla cordero-cerdo y ahora mismo tampoco sabría donde comprarla pues hace tiempo que no la veo en el mercado, que sigue siendo el mejor sitio para comprar casquería.
EliminarEl "problema" de los amantes del atún crudo, es que destierran los platos tradicionales en vez de disfrutar de lo bueno de ambos mundos culinarios, el tradicional y el moderno. Aunque como en todo, en esto también hay modas y ya se sabe que las modas, vuelven. Sólo hace falta que algún "influencer" redescubra las sopas de ajo, por ejemplo, para que de repente se conviertan en lo más.
Un beso.
Cocino alguna veces casquería,de tarde en tarde. Mi marido y yo somos los que la comemos, y si podemos incluir ahí manitas, carrilladas, lengua, oreja y rabo también (éste último goza de más popularidad con mis hijos). Creo que llevas razón, ha pasado de moda, no en la alta hostelería que hoy pega fuerte, a nivel familiar. Tu plato debe estar buenísimo,esa salsa le va que ni pintada. Gracias. Besos.
ResponderEliminarEs cierto, en alta cocina se sigue cocinando algo de casquería con las nuevas técnicas culinarias pero creo que sus consumidores, aparte de ser reducidos, tampoco son personas jóvenes. Confío en que algún día, algún chef-gurú la vuelva a poner de moda pues bien cocinada, se consiguen platos muy sabrosos con texturas que otros ingredientes no pueden imitar.
EliminarUn beso.
Hola, a veces lo que más comemos en casa es lo último que publicamos, suele pasarnos a todas. Las mollejas de pollo las compro y tengo alguna receta publicada. Me quedo con la tuya que caerá sin duda. Un beso!!
ResponderEliminarTienes toda la razón. Tengo un par de recetas que hago muy habitualmente y no encuentro momento de prepararlas para el blog o se me olvidan y cuando pienso en qué hacer para publicar, ni me acuerdo de ellas.
EliminarMe alegro de que te hayan gustado estas mollejas.
Un beso.