jueves, 20 de agosto de 2020

Conejo de campo con salsa de uvas, en olla WMF


Ya llevo una semana de vacaciones y he parado menos que si estuviera trabajando. ¡Y no he salido de casa!. Literal. Que como tengo congelador y frigorífico hasta los topes y el pan me lo traen a la puerta de casa, no he salido a la calle para nada. Bueno, de casa sí, porque tenemos la huerta y los frutales justo en la parte de atrás de la vivienda, pero no he ido más allá.

Y es que estar en casa de vacaciones no es estar ociosa. Siempre he dicho que cuando estoy de vacaciones de verdad es cuando salgo por ahí de viaje, porque no tengo que preocuparme de cuestiones domésticas ya que me lo dan todo hecho, aunque descansar en vacaciones, lo que se dice descansar, pues como que no, que hay años que volvemos de ellas más cansados de lo que nos fuimos, pero es que yo no las concibo tumbada en una playa, media hora “pa'rriba”, media hora “pa'bajo” (lo confieso, odio tomar el sol). Para mí las vacaciones es ir a conocer sitios nuevos o volver a sitios antiguos de los que estoy enamorada, visitar monumentos, museos, paisajes naturales y si de casualidad estamos en un sitio pequeño donde se están celebrando las fiestas locales o una semana cultural, me encanta mezclarme con lugareños y turistas y vivir la fiesta como lo hacen ellos, salvando las distancias claro (y no hablo de las físicas, en este caso), pues cada localidad tiene sus propias manifestaciones culturales y su propia idiosincrasia a la hora de vivirlas. El año pasado, sin ir más lejos, coincidió nuestra estancia en Tapia de Casariego (Asturias) con la celebración de sus Fiestas del Carmen, fiesta grande del Concejo, en las que la localidad se pone hasta los topes de gente, sobre todo el día de la Misa en honor de la Virgen del Carmen, aunque el año pasado, según nos comentaron, hubo menos gente que otros años y aún así no cabía un alma, con lo que no quiero ni imaginar cómo se podrá aquéllo en años con una afluencia más “normal” de turistas y parroquianos.

Pero este año, de salir de viaje, nada de nada. Entre la situación actual y la familiar con la que hoy no os voy a aburrir, toca quedarse en casa, aunque a ver si salgo un poco más a la huerta, aunque sólo sea porque me de el aire, que cuando me enclaustro no me saca nadie ni con agua caliente, es que me pongo a cocinar y me olvido del mundo o guiso un conejo como éste, ligeramente dulce por la presencia de la uvas y suave y equilibrado en sabores.

He utilizado una uva rosa sin pepitas que tiene un ligero sabor a fresa. No sé como se llama, nos dieron un plantón hace unos años y son las únicas uvas que como, porque las demás no me gustan. Como este año vienen adelantadas, ya se pueden comer algunos racimos y casi estoy esperando sentada debajo de la cepa a que maduren del todo para ponerme morada. A falta de éstas, se puede utilizar uva blanca dulce sin pepita, el sabor tiene que resultar parecido.

La elección del vino es importante, pues tiene que contrarrestar el dulce de la uva, por lo que conviene utilizar uno seco o ligeramente ácido. Lo mismo pasa con los tomates secos, pues si están condimentados como los que he utilizado yo de la marca Hacendado, aportarán al guiso el sabor del aderezo.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES:


un conejo de campo

35 gr. de tomate seco en aceite Hacendado (peso escurrido)

70 gr. de queso fresco batido (tipo quark) con 0% de materia grasa

1/8 tsp. de jengibre en polvo

1/8 tsp. de clavo en polvo

1/8 tsp. de nuez moscada molida

100 gr. de cebolla

40 gr. de apio

2 hojas de laurel

150 ml. de vino blanco seco

180 gr. de uvas rosas sin pepitas

AOVE

sal



ELABORACIÓN:


NOTA: Los tiempos de cocción que se indican lo son para una placa vitrocerámica de inducción. En el caso de utilizar otra fuente de calor (eléctrico, gas, halógeno), los tiempos variarán, debiendo ser adaptados. Lo mismo ocurre en caso de utilizar otra olla a presión o una cazuela convencional.

El día antes, lavar minuciosamente el conejo y dejarlo escurrir bien.

Picar muy menudos los tomates secos y disponerlos en un bol. Añadir el queso fresco batido, el jengibre, el clavo y la nuez moscada y mezclar bien. Untar con toda la pasta resultante el interior y el exterior del conejo, colocarlo en una bandeja, tapar y llevar al frigorífico toda la noche.

Al día siguiente, sacar el conejo de la nevera y trocear. Colocarlo de nuevo en la bandeja donde maceró, salar y dejar que se atempere. Cortar en trozos pequeños la cebolla y el apio y rehogar con un poco de sal y a fuego medio-alto en la olla rápida dispuesta con un fondo de aceite de oliva virgen extra. Cuando la cebolla empiece a ablandarse, subir el fuego e incorporar el conejo troceado. Cocinar el conjunto hasta que el conejo cambie de color.

Añadir el vino blanco a la bandeja del conejo y recoger los jugos de la maceración, si los hubiere y los restos de la pasta con la que se untó el conejo e incorporarlo a la olla. Añadir las hojas de laurel lavadas y las uvas lavadas y sin tallos.

Levantar el hervor y colocar la tapa de la olla. Cerrarla y cocer 25 minutos contados desde que suba la válvula del todo. Apagar el fuego y dejar que la olla pierda toda la presión antes de abrirla.

Abrir la olla, sacar los trozos de conejo a una fuente, eliminar las hojas de laurel y pasar la salsa por un chino o pasapurés de grano fino. Devolver la salsa y el conejo a la olla, hervir cinco minutos para que la carne recupere temperatura y la salsa espese ligeramente, rectificar de sal, si procede y servir.

A comer.




4 comentarios:

  1. ¡Yo pongo el pan! Menuda salsita te ha quedado y el toque de la uva le debe ir muy bien y si son de producción propia, el gozo es mayor! Bss linda y ¡feliz finde!

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    1. Ya mismo te estoy guardando un platito, para que lo disfrutes. Pues no sé si será porque son de casa pero a mi las uvas me saben buenísimas, claro que lo mismo pienso de mis calabacines, tomates, pepinos, pimientos... Creo que es el mimo con el que se trata lo que cultivas en casa lo que le da un plus de sabor.
      Besos y disfruta del fin de semana.

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  2. Yo también me apunto a mojar pan en la salsa y a una presita de conejo también. Me parece una combinación deliciosa!! Un beso

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    1. Pues ale, ya te voy dejando otro platito porque está realmente rico. Es un guiso muy suave que también le iría perfectamente a un conejo de granja, ya que no enmascara el sabor de la carne.
      Me alegro de te guste. Un beso.

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