Hoy, quince de agosto,
debería estar de fiesta casi toda España, con toros, verbenas,
juegos infantiles, concursos de tortilla de patatas y demás eventos,
que en localidades pequeñas como en la que yo vivo se convierte en
un fiesta casi “comunal”, en la que de una u otra forma participa
casi todo el pueblo, hasta los topes de gente con los agosteros, que
es como llaman, al menos aquí, a los hijos del pueblo que viven
fuera y que vuelven en agosto, como el turrón por navidad. Pero en
este quince de agosto, tan extraño y triste, (a pesar de que hay más
gente que nunca por todos los sitios), no ha habido celebraciones. Sí
ha habido cuadrillas que se han juntado para comer o cenar, algunas
con menos miembros que otros años, pero hablas con la gente y en
general la mayoría se ha quedado en su casa. Sin ir más lejos,
todos los años tal día como hoy, comemos toda la familia en casa de
mi suegra, cosa que yo agradezco un montón pues normalmente he
estado en la verbena hasta las cuatro o las cinco de la madrugada y
la verdad, que levantarse tarde y llegar a mesa puesta, pues qué
queréis que os diga, que es un gusto. Pero anoche yo estaba en la
camita a las doce, he madrugado como cualquier día y he estado
haciendo las tareas domésticas como es habitual. Y resulta un poco
raro, porque sabes que no debería haber sido así, que deberías
llevar un par de días de fiestorro, disfrutando y lamentándote a la
vez de que los años no pasan en balde, pero pensando ya esta noche
al acabarse la fiesta, en la del año que viene. En cambio hoy, lo
que piensas, es que las cosas no mejoran demasiado, que cuando se
acaben las vacaciones no podremos seguir mirando hacia otro lado y
que en septiembre, que está a la vuelta de la esquina, habrá que
tomar algunas decisiones, unas nosotros y otras las autoridades, que
no creo que sean fáciles.
Para fácil la receta de
hoy y es que la pasta siempre está rica, da igual con qué la
adereces. No entiendo cómo hay personas a las que no les gusta,
bueno, un poco sí, porque yo he visto preparar unos macarrones tan
mal cocinados que te hacían odiar a los italianos por haber
universalizado la pasta. Y es que hay gente que no cocina, perpetra
la comida.
Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.
INGREDIENTES:
130 gr. de radiatori
100 gr. de cebolla tierna
125 gr. de calabacín,
preferiblemente verde claro
95 gr. de champiñón
laminado en conserva (peso escurrido)
70 gr. de queso azul
70 gr. de nata con un 18%
de materia grasa
sal
aceite
ELABORACIÓN:
Cocer la pasta en
abundante agua con sal el tiempo que indique el fabricante o al
gusto.
Mientras se cuece la
pasta, mezclar en un bol el queso azul y la nata. Reservar.
Pelar la cebolla y lavar
el calabacín. Picar la primera muy menudita y el segundo, sin pelar,
en dados de un centímetro de lado.
Poner a calentar un fondo
de aceite en una sartén honda y amplia y rehogar el calabacín y la
cebolla con un poco de sal hasta que ambas hortalizas estén
blanditas. Añadir los champiñones escurridos de su agua de
vegetación y continuar cocinando otros cinco minutos. Agregar la
mezcla de queso y nata y calentar a fuego medio hasta que se integre
con el resto de ingredientes.
Una vez cocida la pasta,
volcarla en un escurridor, eliminar todo el agua y ponerla en la
fuente de presentación. Añadir por encima la salsa bien caliente y
servir.
A comer.
Querida amiga, nada es fácil y seguiremos luchando contra esta situación. ahora nos toca disfrutar de tu plato que me parece una maravilla, mil besos!!
ResponderEliminarHola Elisa. Desde luego que no es fácil, pero tampoco es insuperable, sólo nos va a costar más de lo que tal vez pensábamos, pero con cabeza y buena disposición, todo se consigue.
EliminarUn beso.
Está siendo un verano atípico, pero que nada nos impida seguir disfrutando de platos como este. Deliciosa combinación. Un abrazo guapa!!
ResponderEliminarUn tanto extraño sí es, pero es lo que nos toca y hay que tirar "pa'lante" y desde luego que con estos radiatori se hace mejor el camino, jjj.
EliminarUn beso, guapa.
Isabel es cierto, pero mantener la esperanza en que esto acabe cuanto antes mejor, es una buena manera de soportar el problema, aunque es una crisi mundial, que nos afecta a todos de una u otra manera, a algunos les afecta más que a otros, eso sí, lo único que está en nuestra mano es cuidar la salud, respetando las normas, que si te paras a pensar tampoco son tantas, y si realmente fuéramos consecuentes con nuestros actos, esto acabaría con la mínima secuela, si es que a estas alturas eso es posible.
ResponderEliminarLa Pasta me encanta, en casa no tenemos problemas en comerla a diario si hace falta, por eso platos como el tuyo me vienen de fábula para no repetir siempre las mismas recetas.
Besitos, y piensa que tarde o temprano, otro día llegará para disfrutar de esas fiestas que tanto gustan a todos, sin problemas.
Que cada día que pasa es un día menos para que esto acabe, es tan cierto como que si absolutamente todo el mundo cumpliera las pocas normas que hay que cumplir, las cosas irían mucho mejor. Pero en fin, cada uno actúa según su forma de ser, con las consecuencias que ello conlleva.
EliminarEn cualquier caso y como dice la canción, no hay mal que cien años dure y el final llegará, seguro que antes de que nos demos cuenta. Y también hay más días que longaniza, así que ya tendremos tiempo y ocasión de celebrar fiestas y si no, como digo siempre, que nos quiten lo "bailao"...
Un beso.
Holaaaa !!!menuda combinación...pasta , queso azul...divini tiene que estar hoy tu menú !!
ResponderEliminarUn beso.
Están muy ricos, la verdad. Quedan muy suaves con el calabacín y el queso azul no quita sabor al resto de ingredientes, se nota su presencia pero de una forma sutil. Merece la pena hacerlos.
EliminarUn beso.