sábado, 5 de marzo de 2022

Espinacas con tahini, yogur y piñones

Me encanta la cocina de Yottam Ottolenghi, bueno, al menos la de sus libros y su página web y la de las recetas que publica semanalmente en The Guardian y me encantaría probarla en su restaurante pero Londres me pilla un poquitín lejos para ir a cenar en un momento de antojo, así que me conformo con replicarlas en casa con mayor o menor fidelidad. He leído dos de sus libros, Jerusalén, del que está adaptada esta receta y Dulce, que, sinceramente y a pesar de haber dicho antes que me gusta la cocina de Otollenghi, ese libro en general no me gustó, tal vez porque buscaba el estilo de comida de Jerusalén y me encontré con recetas bastante occidentalizadas y poco sorprendentes, que sí, no dudo que estarán riquísimas, de hecho muchas elaboraciones del libro han estado o están en la carta de su restaurante y tienen mucho éxito, pero yo creía que iba a encontrar el estilo del otro libro y para nada es el caso. Aún así tengo ganas de leer Simple, ya sólo el cómo está estructurado despierta mi curiosidad: sofisticado pero fácil (S), imprescindibles en la despensa (I), menos es más (M), pereza (P), listo con antelación (L) y exprés (E). A ver si lo adquieren en la biblioteca, que mi problema de espacio me obliga a limitar mis adquisiciones, aunque a veces peque y luego me encuentre con el problema de la slow cooker, que aún estoy buscando dónde colocarla...

La receta original está hecha con acelgas, que primero cuece y luego rehoga en aceite de oliva y mantequilla. Las he cambiado por espinacas que me gustan muchísimo más y no creo que haya perdido con el cambio, porque ha quedado un plato riquísimo; también me he cargado la mantequilla, por cierto. El secreto de la receta no está en la forma de cocinar la verdura, que no puede ser más tradicional, sino en la salsa, que a pesar de su simplicidad redondea el plato de una forma que a mí me ha encantado y que casi calificaría de sorprendente, haciendo que unas simples espinacas que en principio podrían resultar aburridas, se conviertan en un plato sabroso del que te quedas con ganas de repetir. Los piñones los sustituiré la próxima vez por almendras, pues aunque le van bien a la receta, éstas me gustan mucho más.

Apenas he modificado la receta original, salvo, claro está, en el cambio de acelgas por espinacas, en la eliminación de la mantequilla y en el ajuste de cantidades a una sola ración. También he quitado la sal de la salsa, para mi gusto no era necesaria pero ya sabéis que cocino con poca sal. Os animo a que hagáis esta receta, que si utilizáis espinacas de las que vienen ya lavadas es rapidísima de cocinar. Hay que empezar por la salsa para que vaya cogiendo sabor y una cosa muy importante, todos sus ingredientes tienen que estar a temperatura ambiente y una vez hecha no refrigerarla pues se añade a las espinacas calientes cuando ya están servidas y al no calentarse, baja la temperatura general del plato. Tampoco os paséis poniendo salsa porque sino no apreciaréis el sabor de la verdura.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

*Para las espinacas (una ración):

200 gr. de espinacas baby, lavadas, secas y cortadas a lo largo en tiras de 1'5 cm.

1'5 tsp de piñones repelados

1 diente de ajo grande, pelado sin germen y cortado en láminas finas

50 ml. de vino blanco seco

AOVE

sal

pimienta blanca molida

*Para la salsa (dos-tres raciones):

2 tbs de tahini

2 tbs de yogur tipo griego bajo en grasa, a temperatura ambiente

1/2 diente de ajo grande, pelado, sin germen y prensado

1/4 tsp de zumo de limón

agua

ELABORACIÓN:

Disponer en un cuenco la tahini, el yogur, el ajo prensado y el zumo de limón y remover hasta integrar todos los ingredientes. Añadir agua hasta conseguir una salsa espesa y fluida; yo he necesitado 25 ml., pero eso dependerá de la densidad de la salsa tahini y del yogur. Sazonar con sal, si se desea (yo no le pongo). Reservar a temperatura ambiente.

Disponer un fondo de aceite de oliva virgen extra en una sartén amplia y honda. Calentar a fuego fuerte y cuando el aceite esté muy caliente, apartar del fuego, añadir los piñones y dorarlos sin parar de remover y sin que se quemen, lo que hacen con mucha rapidez. Sacar los piñones a un plato y devolver la sartén al fuego. Agregar el ajo laminado y cocinar a fuego medio. Justo cuando empiece a tomar color, añadir las espinacas cortadas y el vino blanco y sazonar con sal y pimienta blanca al gusto. Subir el fuego a alto y rehogar, removiendo, hasta que las espinacas estén hechas, aproximadamente un minuto, deben quedar crujientes.

Poner las espinacas en el plato, añadir salsa de tahini y yogur al gusto, repartir por encima los piñones y agregar un chorrito de aceite de oliva virgen extra cruda. Servir inmediatamente.

A comer.

14 comentarios:

  1. Yo también prefiero las espinacas a las acelgas, se hacen antes y no necesitan cocción. A mi me valen con el cocinado que le has hecho, pero si "el secreto está en salsa", habrá que probarla. De grandes cocineros todas copiamos, aunque adaptamos casi siempre las receta a los gustos de casa, apenas se nota el cambio, pero sí nuestro toque. El tahini apenas lo he utilizado alguna vez, sin embargo el yogur para las salsas sí que lo aprovecho. Hoy nos traes un gran plato de verdura, sin ser complicado, no hace falta para saborearlo.
    Un beso.

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    1. La gracia de la receta está en la salsa, sí, así que anímate a probarla porque seguro que te gusta. Si no quieres hacer la salsa de tahini, en realidad sería más correcto decir pasta, puedes comprarla ya hecha como he hecho yo. La compré en Mojácar, en un supermercado de una conocida cadena valenciana, porque aquí por ahora no la comercializan y es que no tienen las mismas referencias en todas las tiendas.
      Normalmente modifico bastante las recetas de otros, pero en esta ocasión, salvo el ingrediente principal obviamente, casi no he cambiado nada. Eliminar la mantequilla ha sido más bien una cuestión práctica: en la receta original, que es para cuatro comensales, utiliza mitad aceite y mitad mantequilla pero al adaptarla para una sola ración, la cantidad de grasa es tan pequeña que no merece la pena andarse liando con poner mitad y mitad.
      Disfruta de esta tarde de sábado. Un beso.

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  2. Yo veraneo al lado de Mojacar, en San Juan de los Terreros.

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    1. Estuve este verano por segunda vez, después de muchos años de la primera. De haberlo sabido...

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  3. Isabel a nosotros nos encantan las acelgas, especialmente las que mi padre cultiva bajo los naranjos, en realidad salen solas, y las tenemos todo el año, son de un porte extraordinario, y la penca es muy fina, más bien es un tallo, pero tierno y delicioso, claro que al ser ecológicas, hay mucha diferencia con las que se compran en el mercado, y las espinacas también nos encantan, así que en cualquiera de las dos versiones, tu plato me gustaría. En realidad es que me gusta tal como está, pero luego me dices que con Almendras te gusta más, y ahí me vuelvo a enamorar, no sé con qué me gustaría más.
    Y hablando de otras cosas, me ha encantado ese momento de vecina de al lado, entre tú y Lola, o como cantaba Sabina: “Como te digo una co…, te digo la o…” Jajajaja…, me m…e…o yo sola, Jajajaja… Vamos, que si no os importa, me llevo la talega y echamos un buen rato ganchilleando y tomándonos un cafecito, mientras debatimos qué nos gusta más, si las espinacas o las acelgas, Jajajaja…
    Bueno guapísima, me voy, que mira qué horas son y yo con estos pelos, Jajajaja…
    Besos y feliz domingo.

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    1. Hace tiempo tuvimos acelgas sembradas y eso de escoger las hojas más tiernas, cortarlas y cocinarlas enseguida nada tiene que ver con las compradas. Aún así, si tengo que escoger, elegiré espinacas sin dudarlo, siempre me ha vuelto loca ese sabor metálico y terroso que tienen y preparadas en platos en los que no se cocinan, aún más, como en éste, que apenas se rinden ya están listas.
      Jajaja... es verdad que ha quedado en plan patio de vecindad, pero es que ya son casualidades, ¿te imaginas que nos hubiéramos cruzado por la calle sin saberlo? Te voy sacando la taza...
      Disfruta del domingo. Un beso.

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  4. Isabel, me ha sorprendido mucho esta forma de comer espinacas, nunca la había visto. Veo que con los cambios has adaptado la receta a tus gustos y necesidades, a fin de cuentas lo importante es tener un plato rico por delante y está claro que eso lo has conseguido con creces. No conozco a este cocinero, así que has despertado mi curiosidad. Supongo que ya iré viendo por aquí más recetas de él porque veo que tú eres una gran seguidora.

    No me puedo ir sin decirte que si finalmente no encuentas sitio para la slow cooker quizás yo en mi cocina, empujando un cacharro por aquí y otro por allá, pueda hacerle sitio, por si te lo piensas...

    Abrazos!

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    1. Jajaja... me parto Javier. Ya tomo nota que si no le encuentro sitio, te ofreces de papá de acogida para mi slow cooker, jajaja...
      Si te gustan las espinacas, te animo a que pruebes esta receta, quedan muy ricas y además es tremendamente sencilla y rápida de preparar. Si quieres conocer un poco más la cocina de Yottam Ottolenghi, pásate por https://ottolenghi.co.uk/, seguro que alguna receta llama tu atención.
      Un abrazo.

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  5. Hola Isabel. Yo no tengo problema para decidirme entre acelgas o espinacas, siempre que sean cultivadas en lugar de las de bolsa. Que hayas adaptado la receta me viene de perlas porque ya sabes que no puedo comer muchas cosas y justo ahora, me han dicho que añada la anemia. Así que no dudes de que más pronto o más tarde, la haré.
    Justo ayer vi que este chef va a donar lo que gane con las tartas de queso para los damnificados por la guerra.
    También hice una del libro Jerusalén pero ya no recuerdo cuál. Con tantas recetas en el blog, a tanto detalle no llego.
    Besos.

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    1. Con acelgas también tiene que quedar muy rica, pero estos platos que preparo para mí sola prefiero que sean de elaboración sencilla pues los hago para cenar y a esas horas lo que menos me apetece es liarme en la cocina. No había oído lo de la donación, ahora toda es bienvenida.
      Natural que no te acuerdes, con tantas recetas como tienes casi sería un milagro.
      Espero que te recuperes pronto de la anemia. Un beso.

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  6. Interesante receta, sólo verla ya apetece y esa salsa con el yogurt le debe ir muy bien. No conocía a ese cocinero, lo buscaré aunque el problema de espacio/libros de cocina, también lo tengo, jjj. Besos preciosa!

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    1. Es esa salsita lo que la hace diferente. A mi me ha gustado mucho y además es una forma sencilla de hacer las espinacas distintas. Pues tiene recetas muy interesantes, bastantes con un puntito "exótico" para el paladar europeo, pero en la medida justa para nuestros paladares no acostumbrados a ciertas cocinas.
      Un beso guapa.

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  7. A mi me encantan tanto las acelgas como las espinacas y si ya vienen con una receta de Ottolenghi me vuelvo loca porque me fascina su arte para cocinar de una manera distinta cualquier verdura pero trayéndola a otro nivel. Por haberla probado me chifla esta salsita respetando como bien dices las temperaturas y el no excederse en la cantidad de salsa.
    Besos y feliz fin de semana,
    Palmira

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    1. Es verdad lo que dices de Ottolenghi, consigue que los platos den todo de sí nada más que con un toque sencillo y diferente. Qué rica está la salsa y es lo que hablamos, nada más que con un poco de yogur y tahini transforma unas tradicionales espinacas rehogadas en un plato nuevo, distinto y sorprendente.
      Un beso.

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