
Al igual que algunas veces la inspiración sale pitando cuando te sientas al ordenador a redactar una entrada para el blog, otras se agolpa en los dedos empujando varias ideas todas pugnando por salir a la vez en un confuso batiburillo. En ocasiones no dan para escribir una entrada digna de tal nombre, en otras cunden tanto que hay que acortar para no aburrir al personal, a veces son tantas que no te decides por ninguna y de vez en cuando son sólo divagaciones mentales que no interesan más que a la que ésto os escribe, que al fin y al cabo éste es un blog de recetas y no una terapia on line (¿o sí?). Hoy es un poco el tercer caso: pensaba protestar un rato de Facebook, que casi desde que abrí la página no me deja enlazar las entradas del blog ni permite acceder a él a través del enlace, alegando que no cumple sus normas comunitarias. ¿Perdón? ¿De qué normas me están hablando ustedes? Que me las he leído y de verdad que no infrinjo absolutamente ninguna y para colmo, si actúo con el perfil del blog, me desaparecen todos los comentarios y páginas con las que he interactuado. Claro que tampoco entiendo otros criterios de Facebook pero hoy no tengo ganas de ponerme de mal humor, bastante tengo con redactar la entrada deprisa que la pantalla del portátil lleva tres días haciendo cosas muy raras y tengo miedo de que se funda, que me hace falta para trabajar y hasta que no encuentre un ordenador alternativo no tengo más que éste.
Como los de Facebook me tienen bastante cabreada, he pensado ya varias veces en cerrar la página, aunque de momento la mantengo y no porque me mueva mucho por las RRSS, al contrario, sólo el pensar la de tiempo que se invierte en mantenerlas me estresa muchísimo, una de las razones por las que no tengo perfil en Instragram y porque pertenece al mismo grupo que Facebook. Vale, ésto es una pequeña pataleta, pero me da igual.
También había pensado en hablar del tiempo, de ese hermoso preludio de otoño que tenemos hoy por aquí, con cielos casi cubiertos, alguna llovizna y bastantes ráfagas de aire, pero me doy cuenta de que también iba a acabar protestando, porque ni las nubes tapan el sol por completo, ni llueve en condiciones ni se enfría el ambiente con este caliente aire el sur que tenemos. Y es que se me está haciendo el verano larguísimo, como a muchos, ya sé que no soy la única que está deseando que se acabe, así que hoy no me quejaré de la climatología.
Otro tema del que me apetecía hablar era del teletrabajo, más concretamente de las no-condiciones del teletrabajo. No sé si algun@s trabajáis desde casa ni las condiciones en las que lo hacéis, pero en mi caso los medios materiales, equipos y conexión a internet, los ponemos (y pagamos) los trabajadores y por ende las averías. A ver ahora por dónde me sale la broma de la avería que amenaza el portátil de la que antes os hablaba y que va a tener que pagar la menda. Uf, otra vez que iba a protestar, no tengo el día positivo, así que mejor lo dejo y voy a la receta, que a este paso os voy a transmitir mi mal karma y al final la culpa de todos los males del mundo va a ser mía, que ya Facebook dice que estoy haciendo algo malo malísimo y por eso vela por vosotros y no os deja acceder al blog...
Om... vamos a respirar profundamente, a simplificar y a ralentizar nuestra ajetreada vida. Y para ello, empecemos por la olla lenta, que por algún sitio hay que empezar y es tan bueno como otro cualquiera. La verdad que es un método de cocción perfecto para las carnes de tercera, aquéllas que agradecen un cocinado largo a fuego lento y para los que una slow cooker te ofrece la comodidad de no estar pendiente durante horas del fuego y la seguridad de que la comida no se va a quemar debido la baja temperatura utilizada. Aún no me atrevo a dejarla conectada durante la noche o cuando no estoy en casa, pero tampoco dejo la cazuela en la vitrocerámica y me voy a la calle, por muy bajo que ponga el selector de temperatura.
En esta ocasión he utilizado falda de ternera sin hueso, una carne que me encanta para guisar y que ha quedado perfecta en la olla lenta, terriblemente tierna y jugosa, con mucha salsa para mojar pan o para hacer unas patatas guisadas con un poco de la carne, que es como siempre acaban casi todos mis guisos, pues los cocino con la idea de que sobre un poco para guisar unas patatas al día siguiente, plato único ese día, económico y delicioso con toda la sustancia del guiso.
La receta de hoy es facilísima, solo cortar todo y meterlo en crudo en la olla. No lleva nada de aceite adicional, la carne ya es bastante grasa de por sí. Aunque yo le quito parte de la grasa antes de cocinar, le dejo aún bastante para que no sea sólo carne cocida y luego desgraso el guiso después de que aquélla le ha proporcionado todo su sabor. Pero eso ya es cuestión de gustos, lógicamente.
La he acompañado con un puré de patata bastante cargado de pimienta (confesión: se me fue la mano, jjj), que ni os cuento cómo estaba cuando se fue empapando de la salsa, para levitar. Si no me creéis, haced la receta y me daréis la razón.
Receta adaptada de aquí.
Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:
* Todos los pesos en limpio
1 kgr. de falda de ternera sin hueso, atemperada
300 gr. de tomates
150 gr. de cebolla
150 gr. de pimiento verde
10 gr. de ajo
1/4 tsp de semillas de comino
1/2 tsp de orégano seco
1 pimienta de cayena
8 gr. de sal fina
3 gr. de pimienta negra molida
40 gr. de espesante marca Maizena (no es almidón de maíz)
agua
ELABORACIÓN:
Eliminar el exceso de grasa de la carne y cortar en dados de 4-5 cm. de lado. Reservar.
Lavar todas las hortalizas. Escaldar o pelar los tomates y eliminar las semillas si se desea (yo no lo hago). Quitar tallo, semillas y nervaduras interiores del pimiento verde. Pelar la cebolla y cortar las raíces. Cortar todas las hortalizas en dados de 1-1'5 cm. de lado. Reservar.
Pelar el ajo y desgerminar. Prensar con una prensa para ajos y reservar.
Machacar en el mortero las semillas de comino y picar la pimienta de cayena. Reservar.
Introducir la carne dentro del recipiente de cerámica de la olla lenta y añadir el ajo, la sal y la pimienta. Remover y distribuir por encima los tomates, el pimiento verde y la cebolla, añadir 200 ml. de agua, colocar la tapadera y cocinar en ALTO durante cuarenta y cinco minutos.
Añadir a la olla el orégano, el comino, la cayena y 150 ml. de agua caliente, tapar y cocinar en BAJO cuatro horas y treinta minutos, removiendo un par de veces.
Sacar a un cazo unos 400 ml. de la salsa y añadir el espesante. Llevar a ebullición y cocer dos minutos a fuego medio. Volcar en la olla lenta, remover para homogeneizar la salsa, rectificar de sal y servir.
A comer.